Dos meses después de la caída de lilith todo fue un desastre. Jürdi había desaparecido de la fase de la tierra y Joss no se molestó en buscarla, sabía que en algún momento aparecería y le clavaria una bala en la cabeza. La traición no se perdonaba en la mafia alemana y mucho menos para el líder de tres mafias.
Vladimir aún tenía a aquella niña bajo su mano, sabía que lilith estaba viva y con el enemigo. Ahora, solo tenía intenciones de dañarla. Y esa niña sería una carta bajo su manga más adelante.
Lilith se encontraba con un arma en mano mientras le disparaba a los puntos en blanco en el inmenso patio de la mansión alemana. Se había adaptado muy bien al lugar, pero aún seguía algo recio por lo que le habían hecho. Vaciaba toda su rabia contra los puntos que estaban en los grandes árboles.
Podía escuchar los chillidos de algunos animales, sin embargo, siguió disparando hasta que la bala atravesó el tronco de uno de los árboles.
No se había comunicado con sus padres, ni con sus amigas. Quería saber cómo estaba Lean, verónica, Daniela, Zoe, su familia. Incluso Alek. No sabía nada sobre el pelinegro y tampoco sobre Vladimir. Se limitaba a hablar muy poco con Joss, aun las cosas seguían tensas. Pasaba todo el día encerrada en una habitación con un gigante ventanal frente a ella. Nunca tenia ánimos de salir, podía pasar allí las veinticuatros horas del día solo planeado como le cortaría la cabeza a Vladimir.
O recordando todo lo sucedido...
Tenía a un psicólogo que se comportaba como su amigo. Lilith nunca le prestaba atención, ese hombre solo decía bobadas y hablaba sobre lo mal que estaba vengarse, que tenía que dejar el rencor atrás y ya.
Suelta un bufido al recordar eso.
Nadie en la mansión la había visto salir, de hecho, creía que nadie en la mansión sabia de ella. Se había mantenido tanto tiempo encerrada que lo más seguro es que pensaran que eran una infiltrada. Seguro que por los disparos ya se deben de haber alarmado. Dejo inconsciente a un guardia de seguridad y robo su arma, se sorprendió al ver los puntos que habían sobre los árboles, pero los aprovecho.
Azota la pistola contra uno de los arboles cuando el cargador por fin se queda sin balas. Escucha varios pasos detrás de ella, pero ni se inmuta en voltearse. Escucha el seguro de las armas y se voltea dejándoles en claro quién es.
Los hombres bajan las armas al verla gracias a la señal que les hace el mafioso desde atrás, se retiran cuando Joss hace aparición. Si hay algo que lo caracteriza es su gran porte. Le saca dos cabezas de altura a la pelinegra, tiene el cuerpo bien formado, pero sus rizos castaños siempre le causan ternura a lilith, como si no fuese un mafioso.
-Es la primera vez que sales en meses.- deja un beso sobre su cabeza.
Su humor sigue siendo el mismo, siempre se comporta frio, pero aquella mujer solo lo hace doblegarse.
Los planes del castaño cambiaron y ahora su único propósito es complacer y cuidar a Lilith.
-Necesitaba aire fresco.- no se inmuta ante su tono de voz. Se había vuelto fría, frívola y muy tosca. Lo único que ansiaba era volver a Miami y las grandes rejas de acero se lo impedían.
Caminaron juntos hasta la mansión y al pasar las puertas dobles lilith se perdió camino a su habitación con un guardaespaldas detrás de ella. Aun no sabía que Alek trabajaba aquí adentro, que se mantenía cerca y que le era fiel a Joss y a ella.
Al entrar en su habitación se dejó caer sobre el gigante puf que esta frente al ventanal, desde allí podía ver el inmenso bosque que albergaba la mansión. No había civilización cerca. Solo una interminable carretera junto con una cueva de árboles que la cubría. Las aves negras volaban por toda la extensión y ella los admiraba desde allí. Se levantó al ver a la serpiente negra que se paseaba por el ventanal. Estaba domesticada, siempre andaba por allí suelta. Al principio se había asustado por su presencia, pero aquella serpiente no era más que su guardiana.
Se paseó por todo el ventanal, enrollándose en las enredaderas que cubrían toda la pared exterior.
Pasaron horas hasta que la luz dejo de filtrarse y la habitación quedo a oscuras, solo siendo acompañada por la luz de la luna. Lilith no se cansaba de verla. Sentía que podía hablar con ella como con nadie más. Al entrar la madrugada la puerta se abrió y Joss entro por esta con un simple pantalón de cuadros. La tensión sexual que flotaba entre estos dos se podía sentir en el ambiente, pero lilith no se atrevía siquiera a tocarlo en ese ámbito.
Se sentó junto a ella frente a ese puf, la envolvió en sus brazos y lilith se relajó contra su pecho. Era los únicos momentos que la relajaban durante todo el día. Durmieron sobre ese gigante puf toda la noche hasta que salió la luz del sol. Joss se levantó con intenciones de ir a hacer su trabajo, negociaciones, cobros y manejar sus fronteras. Tenía que estar al pendiente de tres de las mafias más peligrosas. Estaba por irse cuando una mano cálida y suave se entorno alrededor de su brazo.
Lilith no estaba nerviosa por lo que quería decirle, ya era hora de dejarse ver.
-Iré contigo.- le hablo.
-¿Tomaras tu lugar?- pregunto, sorprendido.
Nunca pensó el que lilith aceptara convertirse en la dama. Tendría el respeto de todos, pero el que le dijera que se quiere posicionar en el mandato no se lo espero.
-Es hora, Joss- se dirigió hacia el baño a darse una ducha dejando a Joss aun sorprendido.
Hasta que una sonrisa ladeada se pintó en su cara. Lilith se posicionaría como su dama y hacer caer a Vladimir sería el primer paso.
-Que empiece el juego.- susurro lilith desde el baño y Joss desde el marco de la puerta.
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Asmodeo, principe de la lujuria.
General FictionPaso años estudiando la mente humana, pero siempre se negó a usar eso a su favor. Los papeles han cambiado, los roles se invirtieron y decidida a no dejarse caer, Lilith camina de la mano del enemigo, haciéndole frente a la traición que le plantaro...