Capaz de destruir el mundo.

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(4) capaz de destruir el mundo.

Tomo el último sorbo de whisky mientras espero a que el jefe de la Yakusa llegue. Me mantengo sereno, aun cuando me llegan informes de más ataques por partes de otros clanes. La hermandad está empezando a desesperarse, pero solo una cabeza fría dominaría al mundo.

Mi móvil suena por quinta vez en el día y lo tomo.

-Carstn.

-Al parecer no te va contestar los emails.- sonrío mientras paso mi lengua por el borde de mis dientes.

-Estas muy desesperado, Kozlov. – agradezco que lilith se haya quedado en el hotel.

-Tengo a la niña, y quiero a su madre.- mis cejas se fruncen al escucharlo. El consejo no me determina mientras trazan rutas y analizan los planos de las nuevas armas.

-No sé quién es esa niña y mucho menos sé quién es su madre.- no tengo tiempo para esto-. Ganas no me faltan de volarte los sesos, así que asegura no volver a llamar.

-Aitana Kumari. Tu reina te oculta muchas cosas.- la llamada se termina.

Tengo la boca amarga y tragar se me dificulta con lo que dijo. Mantengo mi expresión frívola y me endurezco cuando veo al hombre de rasgos asiáticos entrar.

Wong Chan es un hombre algo viejo, sádico y asesino a sangre fría. Cosa que no le sorprende a nadie, porque aquí todos compartimos esas características.

-Joss Carstn.- me da un asentimiento seco que le devuelvo de igual manera.

-Wong Chan.-lo imito.

Toma asiento en la otra punta de la mesa.

El sotocapo de Italia es el que le da inicio a esto.

-Han atacado ya ocho de nuestros cuarteles, contienen grandes cantidades de drogas y armas. –empieza-. Algunas no se las llevan, si no que las queman.

-No perdemos ingresos por la gran capital que tenemos, pero si seguimos así las estadísticas bajaran. Además, se llevan a algunos de nuestros hombres. – le sigue el-. Tenemos de nuestro lado a la organización de asesinos del TPA.

-Necesitan hombres.- concluye el líder de la Yakusa.

-Necesitamos respaldo.- hablo-. El plan que llevamos podría salir a la perfección, o tal vez, podría fallar. No dudo en que salgamos ilesos de esta, pero en caso de que no, necesitamos un respaldo.

Máximo, el sotocapo de Italia, deja que el plan que ejecuto lilith se despliegue por el centro de la mesa en un holograma. Wong se mantiene en silencio estudiando el plan.

-¿Quién ejecuto esto?- frunce sus escasas cejas.

-La dama.- se me adelanta el sottocapo.

-Una mujer.- habla, con duda.

-La mujer que se lo proponga es capaz de destruir el mundo. – arrastro cada palabra.

-Los respaldare.- afirma, luego de unos segundos.

Salgo de allí con paso firma hasta el auto, la brisa fresca alborota algunas de mis hebras y con fastidios las retiro de mi frente. Entro y el conductor se dirige hasta el hotel donde nos hospedaremos.

Las palabras de Vladimir se repiten en mi cabeza una y otra vez.

Aitana Kumari.

Si sus palabras fueron ciertas, eso podría explicar el extraño comportamiento de lilith al verla a través de la pantalla. Pero, ¿Por qué no armas un escándalo? Pedirme ayuda o algo para sacar a su hija de allí.

Asmodeo, principe de la lujuria.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora