(9) solo para ti.Narrador omnisciente.
Había perdido a su hermana, hubo atentados en Seúl, destruyeron una de las instalaciones del FASG y Vladimir solo se limitaba a discutir con el consejo, y se emborrachaba por las noches. La ira desbordaba por el sistema de Lean. Se desajusto el traje de la milicia y entro al bar de mala muerte en donde Vladimir se mantenía por las noches con putas encima. Llego hasta su lugar de encuentro y no se lo pensó más de dos veces antes de atinarle un puño en la mandíbula.
Podía perder su puesto como capitán, pero estaba harto de que él se aprovechara de su poder mientras otros mueren.
Vladimir se espabila un poco al sentir la inflamación en su mandíbula y se levanta lanzando hacia un lado sus putas. Era otro más que estaba lleno de mierda. Ambos tenian la rabia contenida en sus pupilas, los nudillos tan apretados que estaban blancos.
La tensión fácilmente se podía cortar con un cuchillo.
-¿Qué te crees?- le rugió el rubio.
-Que soy.- le corrigió Lean antes de abalanzarse sobre él.
En aptitudes físicas ambos estaban al ras, la única diferencia es que la altura del rubio era más notoria, pero eso no intimidaría a Lean.
Los puños iban y venían de un lado a otro, tumbaron algunos mesas y se golpearon con botellas. Hicieron tácticas de combate que fácilmente el otro leyó a tiempo y pido frenar.
>>Tengo que acabar con esto<<, pensó Lean.
En un impulso saco su arma y dejo el bar sumido en un agonizante silencio mientras le apuntaba a la frente a Vladimir. Mantenía su debida distancia, procurando que no le quitara su último recurso de defensa.
Ya los dos no daban para más.
Cejas partidas, caras amoratadas, ojo hinchado y labio partido.
-Fin de tanta mierda.- escupió Lean.
Lo siguiente que resonó en el bar fue el sonido del disparo y un cuerpo cayendo al suelo.
Por otro lado, Joss seguía armando planes, diseñando armas, distribuyendo drogas y haciendo apuestas ilegales. Verónica se encargaba de lavar el dinero entre los hoteles, cadenas de restaurantes, aeropuertos y más. Las cosas para ellos iban tranquilas.
Los padres de lilith no se atrevían aun a salir del refugio por seguridad. El insomnio y la depresión no dejaban a kiran e Isabella estaba desesperada.
Lilith aprovechaba al máximo a su hija, pasaban todo el día juntas junto con los perros. La reina presentía que algo malo pasaría pronto y se aferraba a su hija más que a nada. Cancelo sus terapias con su psicólogo, cosa que a Joss no le agrado, dijo que ya estaba bien. Y, en parte, lilith no había tenido más pesadillas. Uno que otro ataque de pánico, pero todo iba bien.
>>Iba de maravilla<<, pensó al momento en que Joss empezó a descender por su abdomen.
-No voy a esperar más.- dejo claro lilith.
-Solo deseo repetir lo que hicimos en Rusia.-su sonrisa se ensancha con perversidad y deseo.
Lilith envuelve sus brazos alrededor de los hombros de Joss y lo atrae hasta que sus bocas quedan a centímetros de distancia. Deja un húmedo beso en las comisuras de sus labios antes de morder su labio inferior. Joss entreabre la boca y lilith no espera para adueñarse de sus labios en un beso cargado de deseo y canibalismo. Las manos de Joss bajan por su cintura, tocan sus caderas, masajean sus glúteos y luego regresa hasta la calidez que desprende ella. Joss separa sus labios y desciende por su cuello, dejando un húmedo recorrido por todo este, mordiendo levemente y chupando en algunas zonas.
Una de sus palmas toma uno de sus pechos. Su espalda se retuerce al momento de jugar con la cima de su pecho.
-Eres una diosa.- susurra sobre uno de sus pechos antes de llevárselo a la boca.
Muerde, pellizca, chupa y hace del de todo mientras li se retuerce bajo él.
Lilith tira de su cabeza hacia atrás arqueando su espalda.
El mar de sensaciones que siente no tiene explicación.
-Joss.- susurra, extasiada de placer. Esta vez no cambiara de opinión.
Jadea mientras Joss le da atención a su otro pezón.
No lo soportó más.
Lilith se las ingenia para cambiar los roles, quedando encima de su inmensa anatomía que la cubre por completo.
Se queda sin voz cuando Joss empieza a jugar con su punto sensible. Los gemidos son incontrolables y la humedad es tanta que resbala por sus muslos. No hay espacio para el pudor y la vergüenza.
-Hoy será vainilla.- jadea en el oído de lilith.
-¿Te gusta el sado?- ni siquiera se estaba escuchando ella misma por el placer que la estaba consumiendo.
-Seré tu Christian Grey en cualquier momento.
Aparta sus manos de un manotazo y ella misma dirige su miembro hasta su entrada. Pasa el dedo pulgar por la punta de este y aprieta suavemente haciendo que la mandíbula de Joss se marque notablemente.
-Mierda, reina.- jadea, desesperado.
Empuja su pecho dejando que caiga sobre la cama por completo, lilith apoya las manos sobre sus hombros y empieza a merecerse de adelante hacia atrás. En un vaivén que los vuelve loco.
Joss alza sus caderas entrando de una estocada en lilith. Su húmedo y apretado interior lo recibe y las estocadas no se hacen esperar.
-No quiero que seas cuidadoso.- demanda lilith.
-No pensaba serlo.
Aprieta fuertemente sus caderas. El sonido de sus cuerpos chocando llena la habitación y ambos dirigen su mirada hasta el punto de encuentro de sus partes. Su pelvis se funde a la perfección con la de lilith al momento de darle la vuelta y quedar él sobre ella.
El sudor se hizo presente sobre su piel, sus respiraciones aceleradas.
-Te quiero solo para mi.- susurra cuando llega a su orgasmo al igual que Joss.
-solo para ti, reina, no lo dudes.
ESTÁS LEYENDO
Asmodeo, principe de la lujuria.
General FictionPaso años estudiando la mente humana, pero siempre se negó a usar eso a su favor. Los papeles han cambiado, los roles se invirtieron y decidida a no dejarse caer, Lilith camina de la mano del enemigo, haciéndole frente a la traición que le plantaro...