(12) No habrá un despuésJoss.
Verla en ese vestido no fue más que un apretón para mi miembro.
Bese sus cicatrices porque la hacen lucir como la mujer fuerte que es y el que no se avergüence más de ellas me infla el pecho.
Nos despedimos de Aitana luego de rogarle que por favor no salga hasta que nosotros lleguemos. Las cosas con ella han sido difíciles en ese ámbito. Mantenerla oculta es algo que me alegra hasta a mí. Ya que muchos clanes pagarían lo que sea por nuestras cabezas. Y tenerla a ella, solo nos haría vulnerables para ellos en el momento de siquiera tocarles una hebra.
En especial a las dos familias italianas a las que acabe para quedarme con sus tierras.
Las camionetas se frenan tiempo después y al abrir la puerta el aire fresco me cala. Doy la vuelta a la camioneta y espero por lilith a la que le abrieron la puerta y está bajando.
Una de sus piernas se escapa por la abertura del vestido. El vestido se ciñe a su cintura. Mantiene el gesto serio.
Uno de los hombres de aquí se lleva el auto y nos acercamos hasta la entrada de la impotente mansión donde hay un hombre con una caja de antifaces.
-¿Qué significa esto?
-Lo siento, señor, pero no saben con certeza quien es el nuevo negociante. Por lo tanto, algunos han preferido que van a ocultar su rostro hasta que vean que es alguien de fiar.- me explica, dudoso.
Sonrio de lado cuando veo como mira de arriba abajo a lilith que se mantiene mirando hacia los lados.
El hombre se da cuenta de mi fría mirada y lo veo palidecer.
-Está bien.- la escucho.
Toma dos antifaces y me tiende uno.
Dejo la mano en la parte baja de su espalda luego de ayudarla a colocárselo.
-¿Recuerdas que hicimos con antifaces puestos, reina?- le susurro al entrar.
-Joss.- sisea, avergonzada.
La mirada de varios presentes se posa en nosotros, mantenemos la mirada neutra y nos paseamos por el gran salón. Acepto la copa de champan que me ofrecen y lilith toma un sorbo de la mía luego de rechazar la que le tendieron. Hay una mesa larga al final del salón donde cenaremos.
Recibo noticias de Alek al que tenía ocupado en un trabajito interesante. Ahora está revisando el perímetro.
Lilith no deja de mirar a todos lados con ojos desconfiados, el bullicio de estos hombres hablando es lo único que se escucha junto con alguna de sus esposas mientras las sumisas se quedan calladas detrás de ellos.
A la pelinegra a mi lado no parece gustarle, pero se traga lo que tiene que decir.
Máximo se acerca a nosotros y le da una leve repasada a lilith antes de inclinar la cabeza, saludando.
-Señor.- me llama.
-Habla.- tomo el último trago que me quedaba y la pongo sobre una de las bandejas que tengo cerca.
-El negociador llegara en unos minutos. Se les está requiriendo a todos que pasen al jardín principal.
Le soy un asentimiento y me alejo de allí. Logro divisar a verónica apoyada en la baranda del segundo piso. Lleva un antifaz verde que hace juego con su vestido. Mantiene una tableta en su mano y no deja de escanear a todos. El peso de mi mirada la hace vernos y con un asentimiento me localiza.
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Asmodeo, principe de la lujuria.
Fiction généralePaso años estudiando la mente humana, pero siempre se negó a usar eso a su favor. Los papeles han cambiado, los roles se invirtieron y decidida a no dejarse caer, Lilith camina de la mano del enemigo, haciéndole frente a la traición que le plantaro...