Una familia normal

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(16) una familia normal

Narrador omnisciente.

Lilith le había contado todo a lean, solo omitiendo que Verónica y Joss son socios. Luego de que lean en enloqueciera por unos segundos, tuvo que hacerle prometer que no diría absolutamente nada. Lilith se había enterado sobre lo que les paso a sus padres, las ganas de ir al refugio la embarcaron, pero le pareció muy peligroso.

La idea era pésima.

No solo podía revelar la ubicación de sus padres, si no que mucho riesgo había corrido ya con ir al hospital militar y mucho más después de que encontró con el Boss en la misma ciudad.

Aitana le preocupaba.

Por más seguridad que tuviese, no confiaba en los hombres de Joss.

Aitana se había portado bien, últimamente, no había salido de su habitación, se mantenía oculta, sin embargo, hoy era de esos días en los que necesitaba aire fresco, aun teniendo su balcón, era una niña y las ganas de salir la dominaban.

Espero como todas las noches a que todos se durmieran. Estaba con Horus en su habitación que no se había movido de la puerta desde que lilith y Joss salieron.

-Quítate.-le susurro Aitana por millonésima vez.

El can seguía ahí en medio de la puerta, justo en ese momento a Aitana se le prendió el foco. Corrió hasta su estantería y tomo el pote de galletas. Solo le quedaban dos de las que había hecho con Adeleine aquella vez. No quería comérselas. Ya estaban algo viejas.

Tomo una y empezó a picarla en trocitos. Las esparció por todo el cuarto dejando un camino perfecto para que el perro se quitara de su camino.

Corrió hasta la puerta y dejo al perro adentro después de salir. El pasillo estaba en penumbras. Bajo las escaleras con sumo cuidado. Paso por frente la habitación de sus padres y sigue corriendo escaleras abajo.

Paso por la sala de cines, pero con una mueca negó.

Veía demasiadas películas en su cuarto como para ver otra aquí.

Disney y Netflix deberían pagarle por ser su espectadora más fiel.

Camino abriendo y cerrando puertas hasta que llego a una habitación que la dejo con la boca abierta. Miles, no, no había un numero para describir cuantos libros habían allí. Las grandes repisas se alzaban hasta llegar al final del techo, que estaba muy alto, los estantes eran de manera con muchísimos detalles grabados en ella. Había palabras en alemán por todas partes. Sillones y mesas.

Esto era un sueño para ella.

Agradeció miles de veces cuando vio que los libros, en su mayoría, estaban en inglés.

Fue repisa por reciba, hasta donde sus cortas piernas la dejaban, tomando libros que le llamaban la atención gracias a su intro.

Estaba por salir cuando sintió la puerta de la esa hermosa habitación abrirse. Se quedó muda hacia a un lado. La luz no le pegaba en donde estaba, así que no podrían verla. Se quedó tiesa cuando vio a dos de los gorilas trajeados rodeando.

Hablaban en un idioma que ella aun no conocía. Alemán.

Se aferró con fuerza a los libros cuando ellos cada vez estaban más cerca.

<<Me van a ver>>, pensó.

Uno de los canes, al que pudo reconocer como Horus entro ladrándole a los hombres. Celebro por dentro, aunque sabía internamente que estaba en problemas. Horus estaba encerrado y solo dos personas podrían abrirle.

Ay no.

Dexter entra detrás de él y seguido la madre de la pequeña. Lilith entra serena con el mentón en alto y una ceja enarcada. Como si aquí dentro no estuviera a la niña que tanto se ha esforzado por mantener oculta y que no se la arrebaten. No a ella.

Les habla en esa lengua que para Aitana es irreconocible. Por lo que se promete estudiarla.

Los hombres se van minutos después junto con su madre. Los perros se quedan dentro y a la puerta ser cerrada se acerca a ella corriendo.

-Van a colgarme.- se toma la cara, frustrada.

Los canes la lamen como si nada y en ese momento llega lilith que había acompañado a los hombres hasta asegurarse de que estuvieran afuera.

Se habían excusado diciendo que escucharon ruidos extraños.

-Aitana.- la llama lilith.

-Te lo juro, no había salido en días.- empieza la chiquilla-. A veces me fastidio ahí encerrada.

-Ya, ya, ven aquí.- lilith le tiende la mano. Aitana toma sus libros y se encoje de hombros mientras pasa por al lado de su madre dejándola con la mano extendida.

-Disculpe.- resopla lilith.

-no pasa nada.- habla, feliz de que no la regañaron. Suben juntas hasta su habitación y se queda con ella un rato más.

-Antes de salir, por favor, Aitana, pasa por mi habitación, yo te acompañare. No importa que hora sea. – le dice.

-¿Estas segura?- le habló, dudosa.

-Por supuesto. Ahora, dormiré contigo.

-No saldré de nuevo por hoy.

-No es por eso, es que estoy cansada.

-Entonces ven, te contare un cuento.- la niña palmeo la cama.

-¿No soy yo la que debería hacer eso?- bostezo lilith.

-No somos una familia normal.

Asmodeo, principe de la lujuria.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora