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Y al día siguiente, llegó la hora. Iban a tener un pequeñín en casa. Ese niño era la razón por la que se habían casado, por el que se matarían si hiciese falta, su hijo. Agarrados de la mano, entraron.

–Tengo miedo Han... Ya nos dijo que no, igual está en contra de los homosexuales...

–Pues que se atreva a decirme algo.

Luke sonrió y aún de la mano, entraron.

–Hola, ya nos hemos casado y queríamos saber si –le interrumpió.

–Ah, no, lo siento, no hay niños disponibles en este momento.

–¡Ni que fuesen relojes! –se enfadó Han.

–Lo siento, tendrán que buscar en otro sitio.

–Oiga, no sé si está en contra de los homosexuales o no, ¡pero no tiene ningún derecho a privarnos de ser padres!

–¡Para nada! ¡Yo no estoy en contra! Sólo que pretendo dar a los niños a familias cualificadas, y usted –miró a Han– no está cualificado. Lo siento mucho.

–¿¡Que no estoy cualificado!?

–Mire, si algo sé de mi esposo es que si el niño va a estar en sus manos, dé por hecho de que va a ser protegido en todo momento. Han se mataría por él si hiciese falta.

–Ya, lo siento pero es así. Usted no me da confianza y no quiero que ningún niño sufra con malos padres. Lo siento.

–Es porque fui huérfano ¿verdad? Vamos, dígamelo a la cara, ¡no confía en mí porque preferí vivir sólo en casa a estar en un orfanato ¿no es así?!

–¡Silencio Solo! Yo ya te conozco y sé que no eres buen ejemplo. Fuera.

–Mire señora, sé que tuvimos nuestros baches en el pasado porque no quería entrar al orfanato, pero eso no tiene nada que ver con mi persona. Por favor, deme una oportunidad, se lo suplico... Mi mayor alegría en esta vida es ser padre, no me prive de ella por favor...

–No. Fuera.

Sin poder hacer nada, ambos salieron y Han empezó a llorar con la cabeza agachada.

–¡Eh precioso! No pasa nada, ¡seguro que hay otros sitios donde podemos buscar! Y sino en la calle mismo ¿vale?

Se le encendió una luz. Sabía dónde las madres abandonaban a sus hijos, lo tenía bien visto. Sin decirle nada, agarró la mano del rubio y lo llevó hasta allí.

–¿Qué es esto?

–El callejón de los niños abandonados, cada día un niño de cualquier edad lo abandonan en este rincón. Bueno, no sé si todos los días, pero cada vez que paso hay uno por lo menos. ¿Estás preparado?

–¿Para qué?

–Para ser padres.

Ambos se miraron y sonrieron sonrojados, no se lo podían creer.

–Claro cielo, aunque igual los niños abandonados aquí luego son problemáticos, es un basurero...

–No tengo ningún problema en ayudarle con su salud mental.

–Jeje, ni yo. Bien, ¡pues vamos!

Agarrados de la mano, entraron. Estaba lleno de bolsas de basura, pero de pronto vieron la luz al final del túnel: una niña al otro lado del vertedero que parecía eso. Estaba sentada, agarrada a su muñeca, con un sombrero que antes era blanco y el vestido roto con zapatos rojos. Tenía el pelo rizado y los ojos un poco verdes con los labios pintados, algo que les llamó la atención.

–Adentro –le pegó un empujón el castaño al rubio y ambos se acercaron a ella. El primero en hablar, cómo no, fue Han–. ¡Hola cielo! ¿Tus papis?

La niña no respondió; los miraba con temor.

–Bien, comprendo... Yo soy Han y él es Luke,

–Hola, jeje...

–y estamos dispuestos a adoptarte.

La niña, aún más asustada, se alejó de ellos un poco.

–¡Eres muy bruto Han! ¿Cómo dices eso así porque sí?

–¡Tss! Calla. Eh cielito, ¿por qué nos tienes miedo? ¿Alguien te ha hecho daño?

Han no se fijó, pero Luke sí. Cuando se había movido, había dejado un rastro de sangre en el suelo.

–Han, mira –señaló.

–Sangre... –Se empezó a poner nervioso– Eh... Cielo, ¿te encuentras bien?...

–No... –pudo decir mientras abrazaba su muñeca y empezaba a llorar.

–Dame un pañuelo.

–Aquí tienes Han.

El castaño, con toda la delicadeza del mundo, le pasó el pañuelo por la cara.

–Las niñas guapas no lloran, son valientes y guerreras, ¿o me equivoco?

La pequeña sonrió.

–Y si lloran, es por algo muy grave. No te pido que me lo cuentes cielo, seguro que lo que has pasado ha sido muy duro y quizás quieras olvidarlo, pero te pido que nos dejes ayudarte. A nosotros sí nos importas, y no queremos verte triste. Mucho menos que estés aquí metida, la vida es muy bonita ahí fuera. Así que... –le acerca los brazos– ¿Confías en mí?

Tras pensárselo un poco, se acercó:

–¡Sí!

–¡Así me gusta cielo!

–Amiga, tendrás que quedarte aquí, no creo que te quieran... –Habló con su muñeca, a la que antes de dejar en el suelo Luke la agarró.

–Claro que la queremos, te queremos a ti y a tu muñeca.

Más feliz que antes, se agarró a Han quien la llevó en brazos hasta fuera mientras Luke llevaba su muñeca.

–¿Te gustan los vestidos?

–¡Sí!

–Pues habrá que comprarte uno ¿no preciosa?

–Me gusta este, me lo regaló mamá antes de... –Se calló. Ya sabían una cosa de ella, había perdido a su madre.

–Vaya, lo siento muchísimo... Yo perdí a mi padre y a mi madre, comprendo tu dolor.

–¿¡De verdad!? –sonrió hasta que cambió la cara– Lo siento mucho...

–Nada cielito, no importa, ya ha pasado.

–Jeje, ¡yupi!

–Estás... Estás sangrando mucho, ¿qué te pasa?

–No sé, me secuestraron a los tres años y de pronto hace dos días me abandonaron allí porque empecé a sangrar...

–¿Cuántos años tienes cielo?

–Seis...

–Con seis no es normal que tenga el periodo –dijo Luke mirando a Han.

–Pues... no, no es normal... Sea lo que sea tranquila, ahora vamos a casa, te ayudamos y te damos una ducha. ¿Te parece bien?

–¡Sí! ¿Muñeca está bien?

–Muñeca está con Luke perfectamente, ¿a que sí muñeca? –preguntó Luke a la muñeca y le movió él mismo la cabeza en forma para que afirmara.

–¡Entonces yo también!

–¡Jajajajaja!

–Soy Rosie, pero me gusta más Rosita.

–Pues Rosita.

–¡Yupi! Y ella es –señaló a la muñeca– Blanquita.

–¡Pues bienvenidas a la familia Rosita y Blanquita!

–¡A Blanquita le caéis bien! ¡Como a mí!

–¡Jajajaja! ¡Yupi! –se rieron ambos.

‹‹SkySolo›› Te amo, pero no se lo digas a nadieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora