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Los días pasaron y el tiempo, también. Ese día Luke y Han iban a casarse para poder adoptar a un niño o niña. La pedida fue rápida, nada más salió del hospital Han se arrodilló y le pidió matrimonio. Fue muy cutre de su parte, pero él era así. Le gustaba lo casual y a Luke le encantaba él, así que obviamente aceptó.
    Estaban preparando los decorativos mientras Luke era ayudado por Lando y Han por Leia.

–¡Ponte el traje!

–Que no, ¡es ridículo!

–¡Lo que es ridículo es tu comportamiento!

–No me grite, ¿vale doncella? Ese traje es ridículo y no me lo pienso poner.

–Qué prefieres, ¿casarte con el amor de tu vida o seguir con tus niñerías?

–Seguir con dignidad, gracias.

–¡Agh! ¡Estoy harta de ti! ¡Menos mal que no llegué a pedirte salir!

–No se preocupe, ¡que aquí usted no es la que se casa!

Saliendo de la sala, Leia fue a ver a su hermano. Se suponía que no podía, por lo que cuando entró Luke se enfadó.

–¡Qué haces aquí!

–Perdona Luke, ¡pero tu novio me pone de los nervios! –se fijó en él– Oh, qué guapo estás.

–Jeje, gracias hermanita. ¿Qué le pasa a Han?

–Que no se quiere poner el traje, que prefiere seguir con dignidad.

–¡Jajajaja! Pues que se ponga el traje que quiera, pero que vaya elegante.

–Ay hermanito, eres un santo, gracias por quedártelo tú... Pensar que casi me enamoro de semejante personaje... Válgame dios...

–¡Leia!

–Me llama, ¡adiós!

–¡Adiós! –exclamó Luke– Vaya dos...

–Tu hermana y tu futuro marido son un caso –dijo Lando.

–¡Jajajaja! Un caso bien gracioso. Jeje.

Una vez Leia allí...

–¡Qué quie...

–Me... Me lo he puesto.

–Ya veo...

–¿Qué tal me queda? –preguntó incómodo.

–Estás... Estás precioso...

Al verla anonadada, se acercó a ella con una risa leve y le dijo:

–Tú también estás preciosa –le besó la frente y se fue, aunque Leia no quería que se fuese.

Han, espabilado, abrió la puerta de la sala donde se encontraba el novio.

–¿Cómo está mi

–¡No entres! –dijo Luke mientras Lando cerró la puerta inmediatamente y puso pestillo.

–Vaya, genial, el novio me odia...

–No te odia, sólo que hasta que no subáis al altar no podéis veros.

–¿¡Qué!? –Tocó la puerta– ¡Acelera que quiero casarme hoy!

Tanto Lando como Luke se empezaron a reír, y Leia estampó su mano contra su frente.
    Y tras cuatro horas en las que Han se comía las uñas del aburrimiento, llegó la hora.

–¿¡Ya!? –salió corriendo.

–¡Pero espera... –Se dio cuenta de que se había ido, hasta que se acordó de algo– Mierda, Han, los anillos, ¡los tienes tú! Dónde los habrá dejado...

Leia empezó a buscar los anillos en las cosas de Han desesperadamente.

‹‹SkySolo›› Te amo, pero no se lo digas a nadieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora