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Llegó el momento. La música empezó a sonar y Han salió por la puerta. Era al aire libre en un precioso jardín, pero en vez de fijarse en el altar Han se fijó en el banquete que había después.

–Venga Han, que luego vas a poder comer de todo... Ahora céntrate a lo que vas –miró para adelante y poco a poco se aproximó al altar, aunque por dentro temía fastidiar la boda. Una vez llegó se sintió incómodo, todos lo miraban– ¿¡Podéis mirar a otra parte!?

Todos los allí presentes no pudieron evitar reírse.

–¡Jajajajaja! ¡Ese es Han! ¡Halcones por siempre!

–¡No lo dudes amigo! –gritó. Nunca había estado en una boda, no tenía ni idea de cómo se hacían y había suspendido el cursillo para la boda. Un desastre, hablando en clave.

Y por fin llegó el novio. Todos lo miraban mientras llegaba lentamente al altar, Han se moría de ganas de besarlo aunque el traje no le gustaba mucho. Era como el suyo, pero bueno, lo importante era él. Incluso Luke se dio cuenta de su entusiasmo cuando gritó:

–¡Venga! ¡Que me quiero casar ya! ¡Más rápido joder!

Todos se empezaron a reír de nuevo mientras Lando chocaba su mano contra su frente. Al fin de cuentas no podían hacer nada, era Han. Una vez arriba, el castaño suspiró de alivio.

–¡Por fin! Madre mía, ya os ha costado...

–Señor Solo,

–¿¡Señor!?

–Joven Solo, si no le importa vamos a proceder a casaros.

–Oh, no me importa. Quiero decir que no me importa callarme, no que no me importa casarme, porque eso claro que me importa. Quiero decir, sino no estaría aquí, y... Me importa pero de bien, no de ma –le interrumpió.

–Gracias Solo –dijo el cura molesto– Bien, procedemos a casar a Luke Skywalker y a Han So

–¡Han! –gritó Leia.

–Venga, prosiga.

–No puedo... –El cura se estaba hartando, entre unos y otros no iban a terminar nunca.

Leia llegó corriendo y le empezó a susurrar:

–¿¡Dónde están los anillos!?

–¿Los anillos?

–¿¡Quieres hablar en bajo!?

–Ah, perdón, jeje. Los tengo yo.

–¿¡Y por qué los tienes tú!? ¡Dámelos!

–¡Vale vale! –exclamó frustrado mientras se los dio y Leia se fue– Tu hermana está loca.

Luke sólo se rió levemente.

–Bien, proseguimos.

–¿Puede quitar todo? Es que quiero besarle.

–¡Han!

–Está bien, ¡besaros y cállate ya!

–¡Perfecto!

–¡Pero –El castaño le cortó y nada más sintió sus labios, a Luke le dio igual todo. Eso sí, a Leia no. Con un golpe en la cabeza al castaño, los separó.

–¡Cazurro! ¡Los anillos!

–Ah, jeje, es verdad, gracias princesa.

–Ahórrate el cuento –dijo enfadada mientras bajaba del altar y seguían besándose.

Tras esta desastrosa boda, el castaño bajó todo lo rápido posible para ir a por la:

–¡Tarta!

‹‹SkySolo›› Te amo, pero no se lo digas a nadieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora