Una vez en casa, el rubio decidió subir a darse una ducha, mas antes iba su hermana. Cómo no.
–¿Te vas a duchar?
–Sí.
–Ni de coña, voy yo primero.
–¡Yo lo he dicho antes!
–¡Yo soy la hermana pequeña!
–¡Y eso qué tiene que ver!
Aprovechando que estaba furioso, se metió en el baño y se encerró con pestillo para que él no entrase. Fue lo más tonto que le había pasado en todo el día. Solo, que había visto la escena, no tardó en sacar una sonrisa ladeada de las suyas mientras doblaba la ropa que acababa de secar.
–Je, mujeres.
–Y tanto...
–No te sientas mal soldado, era imposible ganar la batalla. Esa loca gana cualquier cosa con sus irritantes chillidos.
–¡Te he oído! –exclamó molesta desde el baño.
–¡Jajajajaja! –El rubio se acercó a él– ¿Te ayudo? –preguntó refiriéndose a la ropa.
–Oh, no hace falta, gracias. Puedo solo.
–Solo puede solo, entendido –La gracia del chiste se veía claramente, y con dos palmaditas al castaño se pasó al otro lado de Han que giró la cabeza.
–Jaja, muy gracioso. Me parto.
–Pues yo no veo que te estés partiendo, es más, me gustaría verlo.
–Ah ¿sí? Te quedarías sin sirviente chico.
–Y sin amigo.
Han, sonrojado, bajó la cabeza mientras se reía levemente. Tenía un nuevo amigo, y eso no se lo podía quitar nadie.
–Estoy de humor, ¿te apetece cenar pizza?
–Oh, ¡sí!
–¿¡Y yo puedo irme con mis amigas!? –preguntó Leia saliendo de la ducha con tan sólo una toalla.
–No, tus padres no te han dado permiso.
–¡Sí me lo han dado!
–No me lo han notificado.
–Agh... –agarró el teléfono y le enseñó la conversación con su madre– ¿Ves?
–Bien, entonces no veo por qué no.
–¡Yupi! –exclamó y saltó de la alegría al saber que no tenía que pasar tiempo con esos dos. No tardó nada en subir y cambiarse– ¡Adiós! –Se fue por la puerta.
–Cuando quiere bien que acelera –resopló el castaño.
–Sí... Oye, ¿qué tal si en vez de hacerla la pedimos?
–¡Buena idea! Pero no quiero que tus padres me maten...
–Nah, los ponemos en platos de casa y así no se dan cuenta.
–¡Entonces genial! ¿De qué pizzería te apetece?
–Oh, ¿qué tal esta? –le enseña un folleto que había encima de la mesa.
–Claro, la que quieras.
Ambos empezaron a mirar la carta y llamaron por teléfono al restaurante, pidieron una pizza clásica y dos de barbacoa.
–Perfecto, su pedido llegará en media hora.
–¡Muchas gracias! –colgó Luke –Y... bueno, ¿qué hacemos en media hora?
–Pues si no te importa voy a ducharme, necesito agua caliente tras este chaparrón que ha caído... –contestó refiriéndose a la lluvia.
–Oh, claro que no me importa, dúchate sin prisa.
–¡Gracias! –Subió las escaleras rápidamente para ducharse en el baño de arriba, que tenía pestillo.
Luke, aburrido, decidió subir a su cuarto a por el libro que estaba leyendo y sentarse en el sofá de la sala esperando a las pizzas. Pero mientras pasaba las páginas, no dejaba de pensar en él: su hombre perfecto. No quería decírselo aún, pero se moría de ganas por expresarle sus sentimientos. Todo lo que sentía al verle llegar, lo feliz que estaba a su lado... Quería sacarlo a la luz pero aún era pronto.
–Cuando te lo confiese... espero que no dejes de ser mi amigo... –dijo bastante triste, seguramente el castaño querría perderle de vista una vez saber que le amaba.
–¿Por qué voy a dejar de ser tu amigo?
Al escuchar esa voz, se giró lo más rápido posible. Era él. Estaba muerto, no sabía cómo explicárselo, pero para su bendición llegaron las pizzas y Han se olvidó de todo.
–¡Ya han llegado!
–Qué alivio...
El castaño abrió la puerta, aún tenía el pelo mojado de la ducha. Una vez pagarlas, cerró y ambos se sentaron en el sofá para comer las pizzas en una mesilla que había ahí.
–Esto es un poco incómodo, la mesa es muy pequeña...
–Oh, mira, un truco –bajó el respaldo del medio que tenía el sofá donde había dos posavasos y bastante sitio para una pizza.
–¡Genial! –exclamó el mayor que no tardó en dejar la pizza de barbacoa encima de la inprovisada mesa– Esto de ser rico es un lujo.
–¡Sí! ¡Jajaja! Aunque este sofá no es de lo más caro, al contrario, estaba rebajado.
–¿Vosotros también buscáis rebajas? ¡Jajajajaja! Me siento rico sabiendo eso.
–¡Jajajajajaja!
Una vez acabar esa, subió la pizza clásica donde tras agarrar un trozo cada uno empezó la conversación.
–Oye, ¿y a qué venía eso de que iba a dejar de ser tu amigo?
Se quedó de piedra, sin habla, no podía reaccionar de ninguna otra forma. Los ojos se le abrieron mientras en su cerebro los mini Luke-s intentaban buscar una respuesta coherente.
El despacho de mini Luke-s estaba en llamas:–¡Qué podemos responderle!
–¿Qué tal un “te amo”?
–¡No sea burro Mini Luke 312! ¡Tenemos que pensar algo antes de que nos pille!
Fuera, Han se empezó a extrañar:
–Luke, ¿estás bien?
–¡Emergencia! ¡Emergencia! ¡Nos está mirando!
–Qué guapo es...
–¡No hay tiempo para chorradas Mini Luke 204! Ya sé, saquemos la vieja confiable...
Los Mini Luke se miraron, iban a apretar el botón rojo. El más peligroso entre todos los botones ya que era la respuesta más estúpida del mundo. Tras este paro en el despacho de Luke-s, Skywalker contestó:
–Oh, nada.
–Ah, bueno... vale –sonrió, él no sabía que su reacción a la respuesta de Luke había logrado calmar el ambiente en el cerebro del rubio mientras los Mini Luke-s bailaban de la alegría al saber que no la habían fastidiado– ¿Te vas a comer eso? Igual... pido otra.
–¡Jajajajajajaja! Pide pide, no te cortes.
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‹‹SkySolo›› Te amo, pero no se lo digas a nadie
FanfictionEl hermano mellizo por diez segundos mayor de la familia más adinerada de la ciudad, se ve perdidamente enamorado por el sirviente del hogar que tras la muerte de su madre se ve obligado a tomar el puesto, algo que le cambia la vida por completo. Su...