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Tras el día en la piscina, llegaron a casa.

–¡Jajajaja! Oye, ¡y cuando te has caído al agua! –comentó el rubio.

–¡Eso no ha hecho gracia!

–¡Sí! ¡Y mucha! ¡Jajajajaja!

Tras risas de ambos, Han le besó y el rubio le acarició la cara. Se amaban muchísimo, y mucho más ahora. Sentían que eran más que amigos y, por fin, decidieron juntarse. Unirse en uno solo.  Poco a poco llegaron a la cama donde el rubio se dejó querer por el castaño, quien no paraba de besarle mientras le quitaba la ropa. Los dos estaban juntos y, de la intensidad que había en el ambiente, se agarraron las manos mientras lo hacían. No temían nada, sólo tener que separarse.

–Han...

–¡Un poco más y llegamos!

Y llegaron, llegaron al final. Empezaron a respirar rápidamente y se miraron a los ojos hasta que el castaño cayó rendido encima de él, quien le felicitó.

–Gracias Han, gracias por tanto... Y gracias por esto... Te amo...

–No tienes por qué darme las gracias...

Cansado, se bajó de Luke y se acurrucó a su lado. Skywalker se rió levemente y se durmió también para no despertarle.
    Mientras, en casa, llegó ella. Leia.

–¿Hola?... ¿Hay alguien?...

Al no escuchar nada se aproximó a la cocina para agarrar una sartén, y una vez con el objeto en la mano subió a su habitación. Vacía. La de sus padres también, mas al entrar en la de su hermano se llevó una gran sorpresa. No se lo podía creer.

–Un beso vale, pero esto no te lo perdono insignificante... –susurró en bajo para que no la escuchasen. Con la sartén en la mano, se acercó sigilosamente hasta que lo tuvo en frente. Ahí fue donde la paz se terminó, en el momento que le empezó a dar golpes en la cabeza al castaño el rubio se alteró y la apartó.

–¡Idiota! ¡Qué haces!

–¿¡Eres pareja de este inutil!?

–Han, responde... ¡Han! ¡Precioso! –Le tocó la cabeza– Asesina... ¡Está sangrando!

–Pues... ¡que no se hubiera metido contigo en la cama!

–Han... Responde... Responde por favor...

–Ambulancia... Me duele la cabeza... –empezó a sollozar sin poder moverse ni abrir los ojos.

–¡Ya has oído!

–¡Pues vístete! Y vístele, agh...

Sin poder esperar mucho tiempo, ambos colaboraron para llamar a la ambulancia y para vestirle.

–No... No me toques, no me vuelvas a hablar en tu vida, no me llames y ni me mires, tú no eres mi hermana... Eres un monstruo...

–Luke... –consiguió decir con los ojos llorosos mientras el rubio acompañaba a su novio en la ambulancia.

–Te vas a poner bien Han, no te preocupes...

–Le perdemos... ¡Acelera! –exclamó el enfermero que estaba a su lado. Luke no hizo otra cosa que llorar durante el viaje al hospital y seguir llorando en la sala de espera.

‹‹SkySolo›› Te amo, pero no se lo digas a nadieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora