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Al día siguiente, como aún no iban a llegar los demás, decidieron pasar el día juntos. Todavía estaban en la cama y sin camisa: se durmieron así. Con un bostezo enorme, el rubio despertó al castaño que tan sólo sonrió y se quitó las legañas de los ojos.

–Buenos días guapo.

–Buenos días chico.

Luke volvió a bostezar.

–¿Qué tal ha dormido el hombre más guapo del planeta?

–No sé, ¿qué tal has dormido?

El rubio no comprendió nada pero, cuando lo entendió, le besó. Fue un beso corto ya que se iba a ir a la ducha mientras Han se quedaba en la cama pensando en lo de anoche.

–Me gustó bastante lo de ayer, aunque pudimos atrevernos a algo más... Pero bueno, estuvo bien.

–Me alegro Han, a mí también... –Al escuchar lo que había dicho, saltó de alegría– ¡¡¡Cuando quieras!!!

–¡Jajajajajaja! ¡Anda a ducharte que tienes colegio! ¡Jajajajaja!

–¿¡Serás!?

Con la bolsa de aseo en la mano, se fue a la ducha donde no pudo parar de pensar en lo de ayer. Por fin había conseguido no sólo una pareja, sino al amor de su vida: Han Solo, el sirviente de su hogar ahora era su novio. No podía creérselo, tras años de burlas de su hermana y amigos al no encontrar novia acababa de renunciar a las mujeres por un sólo hombre. Él era hetero, pero por el castaño se mataba si hacía falta. No sólo en físico, incluso por dentro era la mejor persona que había conocido.

–Agradable, simpático, gracioso, romántico a su manera, amable, con carácter, alto, castaño, ojos marrones, fuerte... Lo tiene todo... Es un sueño... –se dijo para sus adentros. Una vez dejar de pensar en el hombre que estaba metido en su cama, salió de la ducha y tras prepararse bajó a desayunar. Esta vez Solo había cocinado un desayuno especial, no dos tostadas mal hechas– ¡Pero bueno don romántico! ¡Te has lucido!

–¡Jajajaja! Lo mejor para el mejor –le guiñó un ojo.

–Vamos vamos, a desayunar, ¡me muero de hambre! –exclamó Luke mientras se sentaba en la mesa y frotaba las manos al ver el banquete que tenía delante.

–¡Jajaja! ¡Pues a comer!

En el desayuno todo fue bien, y una vez acabar, Han le dio su fiambrera.

–Bocadillo de chocolate, una manzana, un zumo, galletas y una botella de agua. Para que luego digas que no te cuido.

–¡Jajajajaja! Tú siempre me cuidas.

–Pásalo bien, luego iré a buscarte y...

–¿Y? –preguntó emocionado.

–Como hoy no tienes nada por la tarde, pasaremos el día fuera.

–Entendido precioso, si es contigo voy a donde sea.

El castaño se sonrojó y le empujó a la calle.

–¡Adiós plasta! –exclamó aún sonrojado.

–¡Jajajajaja!

‹‹SkySolo›› Te amo, pero no se lo digas a nadieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora