1: Miradas conocidas

3.6K 366 408
                                    

El fuerte ruido de su alarma despertó al pelirrojo, el cual alargó el brazo de mala gana, apagando el molesto sonido. Se sentó en el borde de la cama donde hacía unos momentos estaba estirado y durmiendo plácidamente, suspirando del cansancio. Hacía frío, pero no podía permitirse encender la calefacción. Tres pares de mantas eran suficiente como para repeler el frío del invierno.

Se levantó de la cama, apoyando los brazos en sus rodillas para luego estirarse, alzandolos. Los dejó caer una vez se sintió satisfecho, y se dirigió al baño. Cuando se miró al espejo no se sorprendió al ver unas grandes ojeras debajo de sus ojos, llevaban ahí por bastante tiempo y no creía que se pudiera deshacer de ellas.
Se metió en la ducha, sintiendo como el agua caliente impactaba contra su espalda desnuda.

Cuando terminó de asearse, se puso la camisa de su uniforme y los pantalones negros, metiendo la camisa por dentro de estos. Ajustó el cinturón y se colocó el fino chaleco sin mangas a juego con los pantalones. Respecto a los zapatos, tenían una cierta libertad para elegir lo que podían ponerse, pero aunque esa norma existiera, Signora siempre se quejaba, así que simplemente se decantó por los que ella les había indicado que eran 'los más adecuados'; unos oxford. Esos estúpidos zapatos le habían costado prácticamente un ojo de la cara y dos meses sin comer, pero no podía permitirse perder el 'mejor' trabajo que había tenido hasta la fecha (hablando de sueldo, aunque tampoco era disparatado).
Eran las cinco de la mañana, y aún tenía muchas cosas que hacer. Se dirigió a la cocina y se preparó un café junto con unas tostadas, las cuales untó con una generosa cantidad de mermelada.

Mientras disfrutaba del olor del café haciéndose, revisó las notificaciones de su teléfono. Tenía varios mensajes de su familia y otros cuantos de sus amigos. Priorizó obviamente a su querida familia. Eran dos mensajes de texto acompañados de una imagen.
Al parecer los regalos que les había mandado a sus hermanos habían llegado en perfectas condiciones, al igual que la transferencia bancaria del dinero para los medicamentos. Childe sonrió al abrir la foto, encontrándose con una imagen medianamente borrosa de sus hermanos disfrutando de sus nuevos juguetes.

Contestó alegremente a su familia, y se dirigió a revisar los mensajes que le había mandado Kaeya.

«Me han dicho que te quedaste mirando a Zhongli ;)»

Childe se estremeció al leer el primer mensaje.

«Tienes agallas, apuntas a lo más algo amigo... Lástima que seas pésimo coqueteando. Si quieres yo te puedo dar consejos para conquistarlo~~ »

Childe se indignó al ver que Kaeya insultaba sus dotes de ligue, pero puso cara de asco al ver que el tercer mensaje consistía en varios emoticonos de berenjenas y gotas de agua. Decidió no seguirle el juego, dejándole el visto.

'¡Solo me quedé un momento mirándolo! Aether siempre habla de más, y Kaeya malinterpreta cualquier situación'.

Se sirvió el café en una taza al darse cuenta de que ya estaba hecho. Apoyó la espalda en la encimera y empezó a comer su desayuno.

'No importa, no volveré a quedarme mirando a nadie, ¡no me importa lo bonita que sea su cara!'.

Tras haber terminado el desayuno se dirigió nuevamente al baño para lavarse los dientes, luego fue al dormitorio, recogiendo de la puerta del armario su abrigo que estaba colgando. Comprobó que tenía las llaves y la cartera en el bolsillo interior, para luego meterse el móvil en el bolsillo y colocarse los guantes. Se miró en el espejo del pasillo por última vez, peinando algún mechón de pelo que se había quedado fuera de lugar. Satisfecho, salió del apartamento y echó el cerrojo.

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
𝙂𝙊𝙇𝘿𝙀𝙉 𝙀𝙔𝙀𝙎 [ 𝘼𝙐 𝘾𝙝𝙞𝙡𝙞 ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora