Epílogo

2.9K 332 469
                                    

Zhongli se levantó como cada mañana, despertándose por culpa de su alarma. Ni siquiera en un domingo dejaría de levantarse temprano.

Arrastró los pies hasta el cuarto de baño, donde se aseó. Se miró al espejo, los años habían pasado, incluso para él, a pesar de que aparentaba ser bastante más joven de lo que ahora era.

Salió del baño para volver a su dormitorio, abriendo las puertas del armario. Se vistió con un jersey color crema y unos pantalones negros, junto con los zapatos que siempre usaba. Abrió la cómoda, encontrándose con cierta bufanda roja. Pasó la mano por la tela gastada, para después cogerla y acercarla a su nariz, inhalando. Sabía que había perdido la esencia, pero siempre hacía eso, como si en cualquier momento pudiera recuperar su olor original. Cerró los ojos con fuerza, mientras se colocaba la prenda alrededor del cuello.

Era febrero, el día del Rito de La Linterna.


Zhongli subió los escalones de piedra, con una bolsa en la mano y una pequeña caja en la otra. Una brisa de viento hizo que su cabello se moviera, al igual que los extremos rojos de la bufanda.

Se sentó cuando llegó a la cima, observando la puesta de sol. Faltaba un poco para que el Rito comenzara. Abrió la caja, sacando de su interior una caracola estelar. Sonrió con tristeza, mientras su pecho se escogía en dolor. Puso la caracola en la caja nuevamente, sin cerrar la tapa. Estuvo observando el mar en calma y la puesta de sol.

Pasaron dos horas más hasta que El Rito de La Linterna dio comienzo. Vio como del puerto de Liyue volvían a salir miles de linternas, iluminando el cielo nocturno. Zhongli sacó la suya también, junto con el mechero. Se levantó del suelo, encendiendo la linterna, sin dejar de sujetarla.

Había hecho esto durante veinte años, sin falta. Recordó el primer Rito de La Linterna que pasó con él, ese que quedaba hacía tanto tiempo atrás. Levantó los brazos, sin soltar el papel, con los ojos vidriosos.

—Ajax...

Recordó su rostro iluminado por la pequeña llama, sonriendo, recordó cuando soltaron la linterna y esta empezó a elevarse hacia el cielo, hacia las estrellas.

¿Qué deseó Ajax? Nunca lo supo, nunca lo podría saber. Soltó el papel, y su deseó empezó a alzarse en el cielo. Quizás su deseo estuviera relacionado con su familia; habían pasado veinte años desde que Zhongli envió la carta a Snezhnaya, y nunca recibió una respuesta.

Las lágrimas empezaron a salir de sus ojos, como cada año. Su pecho dolía, lo echaba de menos. Lo echaba mucho de menos. Se abrazó a sí mismo, recordando cada vez que había abrazado al pelirrojo, como su cabello rozaba su nariz cada vez que hacía ese gesto y le provocaba cosquillas en la nariz. Recordó todas las veces que Ajax había llorado entre sus brazos, las veces que lo había besado.

Recordó el último Rito que había pasado con su amado, las palabras que salieron de su boca se quedaron grabadas en su mente.

'—Nunca te abandonaré'

Zhongli agachó la cabeza, sollozando.

¿Entonces por qué estaba solo?

'—Estaremos siempre juntos'

¿Por qué no se encontraba con él?

'—Te lo prometo'

¿Por qué había roto su promesa?

Zhongli se dejó caer al suelo, permitiendo que las lágrimas continuaran saliendo, al igual que sus sollozos.

Habían pasado veinte años, y lo seguía amando. ¿Acaso es esto lo que sintió el Arconte Geo cuando su amado también partió de este mundo? ¿Estuvo enamorado hasta su último aliento de ese guerrero caído en batalla?

𝙂𝙊𝙇𝘿𝙀𝙉 𝙀𝙔𝙀𝙎 [ 𝘼𝙐 𝘾𝙝𝙞𝙡𝙞 ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora