La semana transcurrió con normalidad, Childe acudió al trabajo sin faltas y pudo hacer la compra que había estado posponiendo durante tanto tiempo. Esa semana los trabajadores también pudieron cobrar, recibiendo así mil quinientos de mora. Childe envió los mil a su familia, y él se quedó con el resto. Deseaba poder tener un trabajo mucho mejor, con un sueldo más grande, pero esto era lo máximo que había conseguido y a lo que él podía aspirar.
No podía dejar abandonada a su familia, y sabía perfectamente que sus tres hermanos mayores también colaboraban, pero él entendía perfectamente el porqué debía ayudar mucho más. Finalmente el cumpleaños de Zhongli llegó, cayendo en domingo.
Childe había pasado toda la semana sin atreverse a hablarle a Zhongli sobre el tema, a pesar de que el hombre había estado comiendo prácticamente todos los días en el restaurante. El pelirrojo ahogó un grito de frustración, hundiendo la cara en la almohada de su cama.
¿Cómo podía haber desperdiciado tantas oportunidades? Ahora tendría que llamarle por teléfono y arriesgarse a que la voz afilada le contestara con su tono frío y amenazante.
'No importa, esto es mi culpa y tengo que arreglarlo'.
Se levantó de la cama de un salto, y miró a su teléfono, decidido. Tenía que llamar a Zhongli, no le importaba lo quién le respondiera, el otro ya lo había declarado como su amigo, estaba en el derecho de poder llamarle, ¿verdad? Cogió el aparato con la mano temblorosa, maldiciendo a su cuerpo por no actuar de la forma en la que él quería.
¿Dónde había quedado el antiguo Childe, ese chico desvergonzado que era capaz de cualquier cosa?
Pulsó el icono del teléfono en la pantalla, encontrando fácilmente el número de Zhongli, por suerte él no hacía ni recibía muchas llamadas, y tampoco vaciaba el historial.
Volvió a pulsar varias veces en la pantalla, confirmando que quería llamar a este número.
Le hizo gracia que aún no le hubiera añadido a contactos, pero dudaba de que Zhongli hubiera hecho eso con él.
Mientras esperaba a que respondiera, tarareó alrededor de su dormitorio, echándole una mirada a la caja donde estaban los palillos. Realmente era un regalo hermoso, Zhongli era un hombre muy atento. Un pinchazo de arrepentimiento lo sacudió al recordar que aún no se había puesto a practicar su técnica con los palillos, pero no es como si hubiera tenido el tiempo suficiente. Se prometió a sí mismo ponerse a ello en cuanto terminara su llamada con Zhongli.
Finalmente le contestaron, y un gran alivio le recorrió el cuerpo al escuchar una voz sumamente familiar rebotar en su oído.
—Buenos días, Childe —habló Zhongli, el de orbes azules casi podía sentir como la boca del otro se curvaba en una suave sonrisa, como siempre hacía al saludarle.
—Buenos días Zhongli —notó como su voz temblaba, joder, ¿tan difícil le resultaba hablar como una persona normal?—. Siento molestarte tan temprano en un domingo... Espero no haber interrumpido alguna reunión o algo.
—No te preocupes, hoy tengo el día libre. ¿A qué se debe tu llamada? —preguntó con curiosidad. Childe pensó en lo que debería decir, será mejor actuar con normalidad, después de todo Zhongli sabía perfectamente que su cumpleaños estaba en internet, así que no sería extraño que Childe lo supiera.
—Bueno, primero quería felicitarte por tu cumpleaños —empezó a decir, pensando en su siguiente movimiento—. Y me preguntaba si querrías ir a algún lado, si no tienes planes, por supuesto.
Se quedaron callados durante un momento, Childe lo sintió como si hubieran pasado horas hasta que Zhongli habló.
—Gracias por tu felicitación. Contestando a tu propuesta, no soy mucho de celebrar mi cumpleaños pero estaré encantado de pasar tiempo contigo —Childe suspiró de alivio, sintiendo como sus músculos se relajaban. Kaeya tenía razón—. ¿Qué propones?
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𝙂𝙊𝙇𝘿𝙀𝙉 𝙀𝙔𝙀𝙎 [ 𝘼𝙐 𝘾𝙝𝙞𝙡𝙞 ]
FanfictionChilde es un camarero de una de las cadenas de restaurantes más famosas en todo Teyvat, Zhongli es prácticamente el rey sin corona de Liyue. Dos personas que viven en mundos totalmente diferentes, pero que aún así crean una amistad, ¿hasta donde pue...