12: Promesas

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—Vale... —susurró, cerrando los ojos—. Lo intentaré.

Zhongli sonrió, apoyando la barbilla en el hombro del pelirrojo.

—No quiero que te sientas forzado.

—No, es lo que quiero, y creo que es necesario.

Estuvieron durante un largo rato en la misma posición, hasta que el castaño lo apartó.

—Me está empezando a doler el trasero —Ajax rió, disculpándose y echándose a un lado, mientras se levantaban del suelo.

—Lo siento, te he despertado y debes seguir cansado.

—No importa, puedo dormir luego.

Se quedaron de pie frente al otro, mirándose a los ojos. Ajax desvió la mirada, mientras colocaba sus manos en la espalda, nervioso.

—Creo que voy a ducharme... —se había estado aseando como normalmente, aunque no lo pareciera. Salió de la habitación, cerrando la puerta detrás suyo y dejando a Zhongli dentro. Apoyó la cabeza en la madera, suspirando.

¿Entonces ahora eran pareja, no?

Su estómago seguía doliendo de los nervios, pero decidió ignorarlo, dijo que iba a enfrontarse a sus miedos, no se echaría atrás. Caminó hacia el baño, cerrando la puerta y empezando a desvestirse. Miró las vendas de su cabeza manchadas de sangre, debería cambiarlas. Las quitó con cuidado, aún sintiendo el dolor cuando se separaron de las heridas. Tenía varios cortes en la frente, algunos superficiales y otros bastante más profundos.

Gracias a Zhongli no se había infectado ni nada, todo estaba medianamente bien. Se metió en la ducha, intentando que el agua no impactara directamente en las heridas.

No tardó más de diez minutos en salir, dándose cuenta de que con las prisas no había cogido otra muda.

'Mierda... '

Abrió el botiquín, sacando el rollo de vendas y las tijeras, mientras pensaba en alguna solución. Volvió a tapar los cortes, colocando un poco de agua oxigenada en las vendas y atándolas en la parte posterior de su cabeza.

No iba a ponerse la misma ropa con la que había estado borracho y sudoroso. Se tapó con una toalla, saliendo del baño y mojando el suelo con el agua que goteaba de su cabello mojado. Estuvo un momento delante de la puerta del dormitorio, ahora que lo pensaba, Zhongli traía la misma ropa que cuando llegó.

—Eh... voy a entrar, no tengo ropa... —se dio cuenta de lo mal que había sonado eso—. ¡¡Quiero decir, llevo una toalla pero se me ha olvidado coger ropa de recambio y...!!

La puerta se abrió, Zhongli estaba girando la cabeza en dirección contraria, sin mirarlo.

Ajax rió al verlo, estaba nervioso y con el rostro sonrojado. Con las vistas del otro se olvidó de sus propios nervios, trató de tranquilizar al castaño.

—Zhongli, llevo una toalla, no hace falta que...

—Estoy bien... —salió de la habitación, rodeando al pelirrojo—. Cambiate, yo... estaré aquí.

Empujó a Ajax dentro del dormitorio, cerrando la puerta detrás de él.

Zhongli se tapó el rostro con las manos, agachando la cabeza. Su corazón estaba acelerado, golpeando con fuerza su pecho. Sacudió la cabeza, riéndose de sí mismo para luego suspirar. Estaba actuando como un adolescente.

Caminó hacia el salón, dejándose caer en el sofá. Estaba cansado, quería dormir. Ahora él y Ajax estaban en una relación, habían dado un paso hacia delante. Sonrió inconscientemente, irradiaba alegría, a pesar del cansancio dudaba que pudiera pegar ojo.

𝙂𝙊𝙇𝘿𝙀𝙉 𝙀𝙔𝙀𝙎 [ 𝘼𝙐 𝘾𝙝𝙞𝙡𝙞 ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora