4: Fama

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La tenue luz del sol entraba sin dificultad por los cristales de las ventanas, llenando la habitación de una suave luz, lo suficientemente fuerte como para despertar al pelirrojo. Dio varias vueltas a la cama, intentando apartar la sábana que se le había enredado en su cuerpo, haciendo que un tirón demasiado fuerte le hiciera caer al suelo junto con la tela.

Se levantó de golpe, frotándose la espalda por el repentino dolor.

Se dio cuenta de que era de día, acercándose a la ventana para cerrar la cortina.

'Espera... ¿Es de día..?'

Se le hizo un nudo en el estómago, era jueves. Día laboral. Miró hacia el reloj de pared, quedándose sin aliento al ver la hora que indicaban las manecillas.

Eran las doce.

Todo el sueño que le había quedado desapareció en ese mismo momento, observó que se había ido a dormir con la ropa puesta, y que la caja de los palillos que le había regalado Zhongli estaba encima de la cómoda.

Childe cogió su ropa del trabajo y la metió en su vieja mochila del instituto, se felicitó a sí mismo por haber sido cuidadoso con ella y que ahora no se viera tan horrible como podría.

A parte de su ropa todas sus pertenencias también seguían en sus bolsillos, así que se limitó a lavarse la cara y los dientes para salir corriendo por la puerta con la mochila a cuestas.

Llegó a la parada del autobús, donde para su mala suerte el próximo tardaría quince minutos en venir. Childe jadeó por haber corrido hasta la parada del autobús desde su casa, las personas a su alrededor lo miraron extrañados, pero no dijeron nada.

Childe apoyó el brazo contra la farola, intentando recuperar la respiración.

'Mierda, ¿cómo he podido quedarme dormido?'

Sacó el móvil de su bolsillo, sin sorprenderse al ver más de cincuenta mensajes de Aether, y seguro que Scaramouche le habría enviado de no ser porque lo tenía bloqueado.

Childe no se paró a leer el resto de mensajes que tenía, tampoco leyó los de Aether, se concentró en escribirle al rubio que estaba de camino.

Guardó el aparato en el bolsillo otra vez, sin dejar de notar cómo el resto tenían la mirada clavada en él, no eran muy discretos que digamos.

'No debo tener muy buen aspecto si no me quitan el ojo de encima'.

Pensó en lo que había sucedido la noche anterior, en su cena con Zhongli. Joder, realmente había cenado con él en un McDonald's. Childe suspiró, había sido real. Pensó en el regalo que le había dado Zhongli.

"—Dijiste que no sabías usarlos, así que me he tomado la libertad de comprarte unos, para que puedas aprender."

Eso es lo que dijo, ¿Childe le contó eso a Zhongli? En algún momento debería haber ocurrido, probablemente en alguna de sus charlas mientras él le servía la comida. Ciertamente sus habilidades con esos cubiertos eran nulas, y eso que se había esforzado mucho en aprender a cómo usarlos, pero la paciencia que tenían sus amigos con él se había agotado hace mucho, incluso Aether.

El autobús finalmente llegó, Childe pagó el dinero al conductor. Por suerte Zhongli había pagado la cena, porque de haber pagado él, no hubiera tenido suficiente.

Se tuvo que quedar de pie, apretado por la cantidad de gente que había. Se cogió de la barra mientras el vehículo arrancaba. Tuvo que soportar varios codazos y empujones, pero llegó ileso a su destino.

Al entrar por la puerta varios de los clientes que se dieron cuenta de su presencia murmuraron cosas si compartían mesa con alguien o para sí mismos, fijando su mirada hacia el pelirrojo. Childe había notado este comportamiento desde que salió a la calle, cosa que le hizo sentir un poco incómodo. Quizás de adolescente le hubiera encantado ser el centro de atención, pero había madurado muy rápido, y ya no sentía esas ansias de que el mundo girara alrededor suyo.

𝙂𝙊𝙇𝘿𝙀𝙉 𝙀𝙔𝙀𝙎 [ 𝘼𝙐 𝘾𝙝𝙞𝙡𝙞 ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora