11: Miedos

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Zhongli apoyó la cabeza en la madera de la puerta una vez la cerró. Apenas había pegado ojo, y el repentino desmayo de Ajax lo dejó aturdido. Soltó un largo suspiro, frotándose la sien. Por suerte podía ausentarse algunos días en el trabajo, confiaba en sus trabajadores y sabía que nadie le echaría en cara que faltara un pequeño período de tiempo.

Se dirigió hacia la cocina, donde detrás de la puerta había una escoba y una pala. Recogió los trozos de cristal que había esparcidos a lo largo del apartamento, junto con las latas y botellas vacías. Tiró la basura en el cubo y dejó los utensilios en su sitio. El pelirrojo había estado comiendo de lo que él le dejaba delante de la puerta durante dos semanas, Zhongli abrió la despensa, encontrándose con los tapers vacíos, pero no había ni rastro de comida. Frunció el ceño, cerrando el armario y girándose para abrir la nevera: vacía.

En realidad tenía un poco de sentido. Todos los recipientes que había recogido deberían haber estado en la nevera anteriormente, y con esa cantidad apenas podían caber alimentos. El castaño suspiró, aprovecharía que estaba durmiendo para ir a comprarle comida.

'—¡¿Qué te parece esto?! —el joven le dio una patada en el estómago, vaciando sus pulmones, escupiendo aire

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'—¡¿Qué te parece esto?! —el joven le dio una patada en el estómago, vaciando sus pulmones, escupiendo aire. Tosió mientras se retorcía en el suelo, con la cara cubierta de rasguños y lágrimas. Los adolescentes le rodearon, mientras se reían y le seguían dando patadas.

¿Por qué había tenido que meterse con ellos? Se cubrió la cabeza con sus delgados brazos, deseando que se hartaran rápido y lo dejaran en paz.

Nadie iba a ir a ayudarle, estaban en una zona vacía del parque, no había gente. Y aunque hubiera gente, ¿quién querría ayudar a un matón? Esto es lo que se merecía, por una vez era él el que estaba recibiendo los golpes y no al revés. Cerró los ojos con fuerza, mientras sentía que le seguían dando golpes.

—¡¡Ajax!! —el llamado abrió un ojo, observando como un niño algo mayor que él apartaba a su atacante y se ponía en frente suyo, agachándose—. ¿¡Estás bien!?

Estaba aterrado, el grupo de matones eran mucho más mayores que ellos. El pelirrojo asintió, mientras se sentaba en el suelo.

—¿Has venido a salvarle? —se burló uno de ellos—. Aparta, o tú también recibirás.

—¡No! —estrechó a Ajax en sus brazos, protegiéndolo de los mayores—. ¡¿No os da vergüenza, pegar a un niño pequeño?! —recibió un fuerte puñetazo en la cara, sin embargo no soltó al pelirrojo, solo lo estrechó más hacia él, temblando mientras las lágrimas empezaban a acumularse en sus ojos.

—¡Déjame, no tienes nada que ver aquí! —le rogó Ajax, mirando hacia arriba, a los ojos del niño. Éste sacudió la cabeza.

—Si te pasara algo, ¡tu hermano nunca me lo perdonaría, ni yo tampoco!

—¿Habéis terminado de hablar? —el cabecilla del grupo apareció, sosteniendo un bate de béisbol en las manos. Los dos niños se quedaron congelados en el sitio—. Separarlos.

𝙂𝙊𝙇𝘿𝙀𝙉 𝙀𝙔𝙀𝙎 [ 𝘼𝙐 𝘾𝙝𝙞𝙡𝙞 ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora