2: Osmanthus wine

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Childe escuchó atentamente las palabras de Zhongli, mientras intentaba recordar todos los platos del menú y seleccionar mentalmente los que podrían coincidir con su descripción.

—No se preocupe por el tipo de plato, esta mañana no he tenido el tiempo suficiente para desayunar, así que adelantaré la comida —Childe se tranquilizó al escuchar esas palabras, ya que así las opciones que tenía aumentaban, y no se tendría que preocupar de hacer el ridículo.

—Bien, en ese caso, ¿qué le parecen unos Rollitos de Jade? —Childe sonrió. Zhongli se llevó la mano a la barbilla y cerró los ojos, asintiendo en señal de aprobación. ¿Cómo podía rechazar la oferta? Los Rollitos de Jade eran un plato exquisito.

—Que así sea —finalizó Zhongli, devolviéndole la sonrisa a Childe—. ¿Tienen vino Osmanthus?

—Claro, le serviré ahora mismo —Childe apuntó el pedido en el pequeño cuaderno—. ¿Desea algo más?

—No será necesario.

Childe asintió y se retiró de la mesa. Se dirigió a la cocina, suspirando de alivio mientras abría las puertas del pasillo y abandonaba la sala principal. Si Zhongli se acordaba de él, se alegraba de que no hubiera mencionado nada sobre su trance de la última vez. Childe ya tenía suficientes problemas como para tener que sumar una celebridad que podía arruinarle la vida, literalmente. Así que se alegró de ver que ese no era el caso.

Abrió las puertas de la cocina, avisando a Scaramouche de un nuevo pedido y dejándolo en la pared de metal, enganchando el papel arrancado del cuaderno con uno de los imanes. El cocinero respondió sin mirar a Childe, ya que estaba ocupado con otro pedido. El pelirrojo cogió del botellero el vino solicitado por Zhongli. Cogió una cubeta, llenándolo de hielo, y regresó al salón, dirigiéndose al hombre más alto, el cual estaba observando la decoración del restaurante y a sus ajetreados trabajadores.

Childe dejó la cubeta en un lado de la mesa y sirvió el vino en la copa, llenándola hasta la mitad. Zhongli agradeció, mirando con agradecimiento y un poco de nostalgia la bebida. Cogió delicadamente la copa, como si se pudiera romper en cualquier momento y se llevó el cristal a los labios, echando un poco hacia atrás la cabeza para poder tomar un sorbo del vino. Childe metió la botella cuidadosamente en la cubeta.

—Los Rollitos de Jade no tardarán en estar listos —anunció el pelirrojo, pensó que el otro hombre parecía tener bastante paciencia, a juzgar por el trato que le había dado, pero igualmente se aseguró de no impacientarlo.

—Está bien, no se preocupe.

El pelirrojo se retiró, no sin antes avisarle de que si necesitaba cualquier cosa le llamara. Zhongli asintió en señal de agradecimiento. Childe no se dio cuenta de la hora que era hasta que entró en la cocina para ver cómo le iba a Scaramouche. Su tiempo de descanso había empezado hacía ya bastante rato, y estaba a cinco minutos de terminar. Jadeó, apoyándose en la pared, sintiendo como todo el cansancio acumulado se apoderaba de él.

Scaramouche lo miró con su ceño fruncido, no le preguntó si se encontraba bien, era evidente que no. El más bajo le dio los Rollitos de Jade, Childe cogió el plato, recomponiendose. Volvió a la mesa de Zhongli, y finalmente le entregó la comida. Zhongli volvió a agradecer, a lo que Childe simplemente sonrió y se retiró, demasiado cansado como para contestar.

Se encerró en la sala de descanso, pasando por al lado de dos de sus compañeros, con los que se suponía que debería haber estado ese rato, pero no le importaba. Los otros dos le miraron confusos, pero decidieron que era mejor no molestar al pelirrojo.

Childe se sentó pesadamente en la silla, echando la cabeza hacia atrás y tapándose la cara con las manos, gruñendo en su frustración. Su horario de sueño era un desastre, y las horas extra de los fines de semana no le ayudaban en absoluto, sumando a todo el estrés de su situación económica y familiar.

𝙂𝙊𝙇𝘿𝙀𝙉 𝙀𝙔𝙀𝙎 [ 𝘼𝙐 𝘾𝙝𝙞𝙡𝙞 ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora