Después de cenar, montamos en un tren que nos llevó a la playa.
Era de noche y aquello estaba completamente vacío.
Me quité las botas y me dejé caer en la arena.
–El último verano en España lo pasé en casa de una amiga que vivía en Galicia. Íbamos cada noche a la playa y allí nos quedábamos hasta que amanecía. Recuerdo pasarme horas contando estrellas fugaces.
Thomas se tumbó junto a mi mirando el cielo. –Cuando era pequeño venía aquí con mi padre, no muy amenudo, pues él trabajaba mucho y estaba cansado. Pero cuando veníamos era increíble.– Me miró. –Antes había unos chiringuitos que abrían hasta tarde y vendían unos granizados riquísimos.
Me giré para mirarle.– ¿Hace cuánto no le ves?
–Tres años. Sigo sin entender por qué se fue sin avisar. Todo estaba bien.
–A veces todo está bien y de repente algo se jode.
–Todo pasa por algo.
Nos quedamos en silencio mirándonos. Le dí un pico rápido y me levanté quitándome el vestido y las medias.
–¡Vamos!– Grité mientras corría hasta la orilla
Me frené cuando el frío agua chocó con mis pies. Entonces Thomas me cogió en brazos y corrió hacia dentro, sumergiéndonos cuando el agua le llegaba a la cintura.
–¡Está helada!– exclamé cuando salimos.
–¿Quieres que te caliente?– me bajó de sus brazos y sus manos se posicionaron en mi cintura.
–Es una oferta que no puedo rechazar.– puse mis manos en su cuello.
Se acercó para unir nuestros labios. Hizo presión con sus manos para pegarme más a él.
–Como venga una ola y nos joda el momento romántico me voy a cagar en todo.– dije entre besos haciendo reír al rubio.
–Vamos fuera entonces.– Bajó sus manos hasta mis muslos y los subió haciendo que enrollase mis piernas en su cintura.
Caminó hasta la arena conmigo en brazos. Me dejó en el suelo y sacó unas toallas de su mochila. Me dió una de ellas y me la puse por encima.
Llevó un mechón de mi pelo detrás de mi oreja.– Nunca me cansaré de mirar tus ojos.
–Thomas.– Aparté mi mirada.
–¿Por qué no te gustan?– Cuestionó sentándose en otra toalla que había puesto en el suelo y me hizo un gesto para que me sentase entre sus piernas.
–Lo último que ví de mi madre antes de que muriese fueron sus ojos. No me parecía nada a ella físicamente, únicamente en los ojos. Desde entonces los odio porque me recuerdan a ella.
–¿No te gusta acordarte de ella?– preguntó abrazándome.
–No me gusta acordarme de que ella está muerta en vez de mi padre.– Miré como las olas rompían en la arena.– Ese miserable dejó que ella muriese, dejo que Vic y yo lo viésemos.– Dejé de hablar antes de que rompiese a llorar.
Nunca olvidaría ese momento, como mi padre miraba desde el sofá como mi madre se desplomaba en el suelo, como Vic lloraba mientras negaba lo evidente y la abrazaba por última vez, como mi padre se acercó a nosotras y ni si quiera nos consoló.
–Perdón por preguntarlo.– habló Thomas dándose cuenta de mi estado.
Puse mi mano sobre la suya.– No pasa nada.
(...)
Desperté por el calor que producían los tempranos rayos del sol. Thomas aún dormía a mi lado.
–Thomas despierta.– moví su brazo suavemente para que despertase. –Va que esta amaneciendo.
Lentamente abrió los ojos.– Buenos días.– Sonrió mientras se estiraba.
–Buenos días. –le devolví la sonrisa.
Se incorporó y se sentó junto a mi para disfrutar de aquel fenómeno que tanto nos encantaba.
Perdón por publicar capítulos tan cortos, pero no estoy inspirada últimamente y me siento mal si no público pero me siento mal también al hacer los capítulos tan cortos asique xdxd.
Anyways, gracias por el apoyo y los comentarios <3
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Still loving you [Thomas Raggi]
RomanceDespués de varios años, Agnès y Thomas vuelven a encontrarse. Ella ha cambiado mucho, pero sigue siendo la misma niña extrovertida de siempre.