XXVI

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Bajé sus calzoncillos y con la mirada fija en sus ojos, lamí su miembro con extrema lentitud, sacándole un suspiro que me excitó más de lo que ya estaba, si es que eso fuese posible. Succioné la punta de su pene varias veces, ejerciendo un poco más de fuerza cada vez que lo hacía.

– Por dios, Agnès. – rogó. – Trágatelo ya.

Pero no hice caso. Iba a marcar yo el ritmo e iba a ser yo quien decidiese qué hacer.

Poco a poco fui metiéndome más cantidad a la boca, aumentando la presión que ejercían mis labios.

Thomas intentó aumentar el ritmo moviendo sus caderas, pero se lo impedí.

Su miembro tocó a mi garganta, provocándome una arcada que pude reprimir y seguí con mi tarea. Metía y sacaba su pene muy despacio, casi torturándolo.

Fui cada vez aumentando la velocidad y excitándome más con cada gemido que el rubio soltaba.

Con mis manos comencé a masajear sus testículos y masturbando su miembro a la vez que mi boca. Esta iba a ser la mejor felación que recibiese en su vida.

Thomas enredó sus dedos en mi pelo, tirando de él para que yo aumentase el ritmo. Lo hice.

Noté como sus piernas comenzaban a temblar y pare de golpe. Dejándolo al borde del orgasmo.

Me senté delante de él con las piernas abiertas y comencé a masturbarme yo misma.

Él llevó su mano a su pene pero se lo impedí. – No, mi amor. Tan solo mírame.

Comencé a gemir a la vez que aumentaba la velocidad. Ver cómo Thomas me miraba vehemente me hacía gemir más y cuando estuve a punto de correrme, me senté sobre él y me dejé caer, siendo penetrada.

– Joder. – suspiró.

Empecé a realizar movimientos circulares con mi pelvis, sintiendo tanto placer que pensé que me moriría si no me corría.

El rubio me agarró de la cintura y empezó a embestirme con fuerza. Con estocadas profundas que golpeaban lo más profundo de mi ser.

Thomas salió de mi de repente, haciéndome gruñir por lo brusco que fue. Me tumbó bocarriba y volvió a penetrarme. Ahora era él quien mandaba.

Cogió mis muñecas y las llevó arriba de mi cabeza. Me estaba torturando. Las estocadas comenzaron a ser cada vez más lentas. Intenté moverme. Intenté hacer que mis caderas se acercasen más a él, pero volvió a salir de mi bruscamente. Soltó mis manos y pasó su lengua por mi abdomen, terminando en mi humedad. Introdujo dos dedos en mi y con su lengua jugaba con mi clítoris. Estaba llegando al éxtasis.

– Más rápido. – ordené y por primera vez obedeció. Estaba a punto de correrme en su boca.

Los gemidos eran cada vez más agudos y noté el calor en mi abdomen, las piernas temblorosas y el último suspiró llegó. Me había corrido.

– Te voy a torturar. – cogió la goma de pelo que tenía en su muñeca y me agarró las manos.

Imitó lo que hice antes y comenzó a masturbarse, muy rápido y gimiendo muy alto.

– Abre la boca. – ordenó con voz ronca.

Obedecí y pronto noté como su liquido tocaba mi lengua.

– Traga.

Pero no lo hice. Me quité el agarré de las mano y cogí un poco de semen que estaba en mi boca y se lo pringue en sus labios. Me acerqué y los lamí, trangandomelo con fuerza y uniendo nuestros labios.

– El mejor orgasmo de mi vida.

HOLAAAAA
Perdón por desaparecer taaaaanto tiempo. Pero, ¡volví!
Este cap es un poco corto pero, no os quejaréis ajajajajjajaja.

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⏰ Última actualización: Jul 18, 2022 ⏰

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Still loving you [Thomas Raggi]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora