Estaba ahí en la puerta, no me esperaba que me viniera a buscar. Mire a Jan nerviosa, no sabía que hacer. El me me miró con una mirada triste.
-Ven.- le agarre del brazo- a nosotros nos queda una hora juntos.
-¿Donde vamos?- pregunto mientras me cogía de la mano.
-Detrás, a las escaleras, nunca pensé que diría esto pero ahora solo deseo quedarme en el instituto.- él solo se rió. Llegamos a las escaleras y nos sentamos, abrí la mochila y saque el bocadillo que no me comí en la hora del patio.
-¿Quieres?- le pregunté sacando el envoltorio
-No gracias.- sabia que lo hacia porque él sabia que no comí a media mañana, pero en verdad se muere por que le de un trozo, era un bocadillos con tomate, aceite y jamón serrano, así que decidí chinchar le un poco. Le di el primer mordisco, y fue acompañado de un “que bueno”. Me levante y me puse entre sus piernas. Que mala que era. Lo miraba desde arriba y él me mantenía la mirada, sus ojos me transmitían paz, en su mirada notaba que estaba triste y a la vez le brillaban. Nos quedamos mirando él uno al otro, sentí un extraño impulso de besarlo y luego abrazarlo con fuerza y que no me soltara. Sonreí tras el pensamiento y volví a mi bocadillo. Partí el bocadillo por la mitad, ya que sólo le había dado un bocado.
-Toma.- dije entregándole la mitad.- no me digas que no, se que lo deseas demasiado.- dije riéndome
-Como me conoces cabrona.-dijo sonriendo. Le dio un pequeño bocado y tenia una cara de orgasmo que no podía con ella.
-Vaya cara de orgasmo nene.- dije riendo. Me miro con los ojos abierto y se empezó a reír.
Cuando acabamos de comer la mitad del bocadillo, hice una bola de papel y se la tiré en la cara, el me la devolvió, estuvimos jugando hasta que empezó a sonar mi teléfono, sabía que era Carlos. Miré a Jan, este accedió de mala gana y cogí el móvil.
-Hola.- dije jadeando ya que había estado corriendo.
-Hola pequeña, ¿a que hora sales? Te estoy esperando en la puerta.
-Hemos acabado una hora antes, pero un profesor de guardia me castigó y me tenía que quedar, ahora saldremos.
-¿Como que saldréis?
-Jan también está castigado, estábamos limpiando el patio.
-Ah con Jan...Bueno te espero aquí.
-Vale hasta ahora.
-Hasta ahora.- y colgué.
Miré a Jan estaba con los auriculares puestos, la música a tope y se le habían escapado unas lágrimas, me acerque a él y le limpie las lágrimas y lo abracé como si mi vida dependiera de ello. Mientras lo abrazaba, sentía sus lágrimas silenciosas, caer a mi hombro.
-Jan.- dije al lado de su oreja.- lo siento, no te quiero hacer daño.- se separó de mí y se secó las lágrimas con la manga de la camiseta.
-Tranquila.- intento sonreír.- no me haces daño, no se puede tener todo en esta vida, que le vamos hacer.- lo volví abrazar.
-Nunca te dejaré de lado, aunque tenga novio, nada nos separá, recuerda, amigos para siempre.- le dije dándole un beso en la mejilla. -Venga vamos putito.-dije separándome de él. Me levanté y le di la mano. La aceptó y fuimos hacía la entrada agarrados de la mano, pero cuando llegamos a la puerta, nuestras manos se separaron. Delante del chico “perfecto” y a mi derecha mi mejor amigo. Antes de salir por la puerta Jan y yo nos despedimos con un abrazo y un beso en la mejilla, mientras Carlos seguía de cerca nuestro movimientos. Una vez nos acabamos de despedir, el se fue por la puerta trasera y yo seguí adelante.
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Una vida solitaria
Ficção AdolescenteEmily es una chica que se siente completamente sola. Sus padres María y Luis, nunca le hacen caso y el único que se preocupa por ella es su amigo Jan. Emily se siente acomplejada de las otras chicas, tiempo atrás, en otro instituto le hicieron bulli...