Al llegar al aeropuerto de Estados Unidos, llamé a mi chofer para que nos venga a buscar.De camino a casa, noté que Uriel estaba muy nervioso y tenso.
Al verlo en esa situación me causo mucha ternura.
—Uriel—llamé su atención al verlo que estaba perdido en sus pensamientos—¡URIEEEEL!—chillé cerca de su oreja al verle que aún seguía despistado.
—¡Joder Cyra!, me has dejado sordo—me miró con una mirada asesina, pero la cambio rápidamente a una angelical al ver que yo me cruzado de brazos con una cara enfadada—Pero tienes razón, yo estaba tan despistado pensando en cómo reaccionaría nuestro hijo, que necesitaba un grito como el tuyo para volver a la realidad.
Yo intenté aguantarme la risa al verle tragando saliva, repetidas veces.
—Tenia que haberte grabado, Uriel—empecé a reírme con exageración—La gente no se creería que Uriel Atakul, le teme a una mujer que mide 1,55m.
—Tienes que sentirte afortunada, pequeña—me sonrió de lado y se acercó lo suficiente para susurrar algo en mi oreja—Y tu deberías de temer a mi amiguito que mide 21 cm.
Se separó de mi oreja para mirarme con una sonrisa torcida, y bajo su mirada hacia el bulto de su pantalón.
Mis ojos casi se salen al escuchar ese número.
¿Dijo 21 cm?
Si con sus 19 años la tenía muy grande, no quiero ni imaginarme como la tiene ahora...
Inconscientemente apreté mis piernas y me aclaré la garganta.
—¿Porque estás tan roja, pequeña?—me preguntó con vacilación.
—¡Shttt!—le mandé a callar y le di un golpe en el estómago.
El levantó las manos en modo rendición, y me guiñó el ojo con arrogancia.
Rodé mis ojos, y me giré a mirar la ventanilla al ver que el coche se detuvo.
—Señorita Cyra, ya hemos llegado—me avisó el chofer.
—Muchas gracias, Anthony—le agradecí—Puedes marcharte, hoy tienes el día libre para pasarlo con tu familia.
—Te lo agradezco señorita Cyra.
❦
Al estar enfrente de la mansión, me giré hacia Uriel para decirle que no se pusiera nervioso.
Pero vi que estaba cerrando sus ojos con fuerza, como si le estuviera doliendo algo.
Con preocupación me acerqué hacia el y toqué su mejilla con delicadeza.
—Uriel—susurré su nombre en un tono bajo para no provocarle más dolores—¿Otra vez te ha vuelto ha doler la cabeza?
—Si...es solo que al ver esta mansión, mi cabeza empezó a dolerme. Es como si quisiera recordar algo, pero no pudiera.
Aquí es donde vivías...
Empecé a ver borroso, porque estaba a punto de llorar.
No llores Cyra, no llores.
Tienes que ser fuerte, como siempre lo has sido.
—Ey pequeña, no llores—me dijo Uriel.
Escaneó mi cara con preocupación.
—Poco a poco iré recordando todo, no te preocupes. ¿Vale?
—Estoy muy cansada, Uriel. ¿Porque nunca puedo ser feliz?
ESTÁS LEYENDO
Vida en fuego © [#2]
RomanceCuatro años después fueron suficientes para Cyra. Ella reconstruyó su futuro y pudo seguir con su vida. A pesar de siempre tener en su mente a Uriel. Ella pudo llegar a su meta, y es tener su propia empresa. Pero las cosas van a volverse un caos...