Capitulo 6

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Cyra

Después de ese reencuentro tan bonito, Uriel y Angelo no se separaron ni un segundo. Cada vez que los veía desde la cocina, los dos tenían una gran sonrisa en la cara, y eso me causó mucha felicidad.

Mientras que Teodora y yo fuimos a la cocina para preparar la cena, porque le dije a Sara que hoy tenía el día libre.

—¡La cena está lista!—avise a Angelo y Uriel, que estaban jugando a un videojuego en el salón.

Dejé algunos de los platos de comida en la mesa, ya que Teodora aún estaba preparando otras comidas.

Vi a Angelo soplando con mucha fuerza y cruzándose de brazos.

—Mami, quiero jugar más con papá—bufo con enfado—No tengo hambre.

Uriel le revolvió el cabello y le susurró algo en su oreja. El empezó a sonreír como Alicia del país de maravillas y su padre le guiñó el ojo.

Oh no, hasta tienen la misma sonrisa.

Uriel y mini Uriel juntos= El caos.

—¿Que estáis tramando vosotros dos, eh?—entrecerré los ojos con desconfianza.

Ellos pasaron por mi lado para sentarse en la mesa pero no dijeron ni una sola palabra.

—Angelo mi amor, ¿que te ha dicho tu papá?

Ellos se miraron entre sí, y Uriel tragó saliva con miedo.

—¡A comer mis niños!—nos dijo Teodora mientras dejaba los platos de comida que faltaban en la mesa.

Me fijé que Uriel volvió a respirar con normalidad al ver que Teodora los ha salvado de mi.

—Aun no hemos terminado esta conversación—señalé con el dedo a los dos.

—Pequeña...sólo le dije que si iba a cenar, le compraría una cosa. No es nada malo lo juro.

Angelo se tapó la boca para que no escuchemos sus risitas.

—Sois tan igualitos—dijo Teodora con una sonrisa, mientras se sentaba en la mesa—¿A que si cielo?

—Si, la verdad es que se parecen mucho, solecito—le respondí y me senté también en la mesa.

Ellos se chocaron los puños con triunfo al escuchar que dijimos que ellos dos son iguales.

Teodora y yo sin poder evitarlo empezamos a reírnos, ellos también repitieron la misma acción.

Entre risas y charlas, acabamos la cena familiar, que muchas veces he deseado.

Después de terminar, Teodora y yo nos levantamos para recoger la mesa, pero Uriel le dijo a Teodora que necesitaba descansar porque se notaba que estaba muy cansada y que él me ayudaría a limpiar todo.

Ella se lo agradeció y llevó a Angelo a su habitación para leerle cuentos. Es una tradición entre ellos, cada noche Teodora le leía cuentos a Angelo antes de dormir.

Angelo nos dio las buenas noches a mi y a su padre con un beso en la mejilla y se fue con Teodora.

—Cuando se duerma Angelo, bajaré a preparar unas tazas de té para charlar los tres juntos—nos avisó Teodora antes de subir por las escaleras—Niños, no hagáis nada raro en la cocina, que os conozco.

Nos guiñó el ojo y siguió su camino por las escaleras, dejándome la cara como un tomate.

—Te has puesto roja y todo—se burló Uriel—Ya tenías planes en tu mente, ¿eh pequeña?

Vida en fuego © [#2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora