Vida en fuego © [#2]

Capitulo 14

Cyra

—Pequeña, ¿entramos a ducharnos juntos?— me pregunto Uriel, esperando mi respuesta delante de la puerta del baño.

Negué con la cabeza.

—¿No?

—Si entramos juntos lo más probable es que acabemos teniendo una ronda de sexo y la verdad es que estoy muy pero que muy cansada...— bostecé con exageración.

¿Que me está pasando últimamente?

Me siento muy exhausta...

—Está bien pequeña. Intentaré ducharme rápido para que no te quedes esperando tanto.—afirmó y seguidamente cogió una toalla del armario.

—Vale cariño.

Comenzó a dirigirse hacia el baño pero se paró en seco.

Se giró hacia mi y me miró con amor en sus facciones.

—Pequeña, si te sientes muy cansada puedo ayudarte a ducharte.

—Si, por favor...— dije con la voz adormilada.

Al decir eso, sentí su presencia cerca mío y relajé mis músculos al sentir su mano acariciar mi cabello.

Y sin darme cuenta caí en un sueño profundo.

***

No se cuantos minutos habrán pasado pero al abrir mis ojos aún se escuchaba el sonido de la regadera de la ducha.

Eso significaba que Uriel aún no había terminado de ducharse.

No iba a tardar tanto decía.

Restregué mi cara con pesadez y me levanté de la cama para ir a llamarle la atención a Uriel, pero me detuve al escuchar el sonido de un mensaje en el móvil de Uriel.

¿Será Teodora?

Tal vez envío un mensaje a Uriel al mirar que mi móvil estaba apagado.

¿Le habrá pasado algo a Angelo?

Sin pensármelo dos veces, cogí el teléfono para mirar si era Teodora.

Pero todo comenzó a darme vueltas alrededor mío, mi respiración comenzó a acelerarse y mis manos empezaron a temblar al ver que el mensaje no era de Teodora sino de una chica llamada Eyla.

Volví a releer el mensaje por segunda vez, porque no podía creerme lo que estaba puesto.

"Hola Uriel, ¿quieres volver a repetir lo de la otra noche? No paro de pensar en ti..."

No...

Uriel no puede engañarme con otra chica.

Entiendo a la perfección que él ha perdido la memoria y que ha salido con varias chicas antes de encontrarme, pero...

¿Porque aún tenía el número de esta chica en su móvil y no lo había borrado?

—Pequeña, estás muy pálida. ¿Te ha pasado algo?

Estaba metida en mis pensamientos que no escuché a Uriel salir del baño.

Mis ojos empezaron a escocerme y tenía un nudo en la garganta que me impedía hablar.

Era la peor sensación del mundo.