Pequeñas historias de los personajes del anime Tokio revengers.
En mi historia trato de crear una versión más apegada a la realidad, es por eso que ______ cambiará de género y sexualidad en varios capítulos, su cuerpo no estará descripto a excepción...
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El que no me siga es fan de las pasa de uva
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De mi propiedad
Desde ya hace un mes que trabajas como voluntaria en una veterinaria, soñabas con algún día abrir la tuya propia, amabas a los animales y harías lo que fuera por protegerlos y cuidarlos. A decir verdad lo que más te gustaba de tu trabajos era el chico que estaba de voluntario igual que tú
Nunca hablaron a no ser que el trabajo lo requiera, además de que lo evitabas cada que podías, no porque lo odiaras ni nada, es solo que eres muy tímida y muchas veces actúas muy precipitadamente por lo que las personas suelen mal interpretarte. Además de que eras súper torpe cuando estabas a su alrededor, te ponía demasiado nerviosa.
Están vez quedaste encargada de cerrar el local, por lo general lo hacía la dueña pero tuvo un imprevisto y se fue temprano, quedándote casi todo el día junto con el chico—que por cierto no paraba de mirarte—
Para ser sinceros su mirada era intensa e intimidante para algunos, pero tú lo veías demasiado tierno y pasional por lo que en todo ese tiempo su mirada no te incomodó, solo te puso algo nerviosa.
Te dirigiste hacia los vestuarios para cambiarte el uniforme por tu ropa, sin percatarte de que aquel chico te seguia sigilosamente. Al entrar a los vestuarios—que en realidades es un pequeño baño un poco más espacioso y algunos estantes—te quitaste el uniforme quedando tan solo en ropa interior, fué en ese momento que sentiste una mano en tu hombro que te hizo dar un pequeño salto. Era Tora.
Una de sus manos se posicionó en tu cintura, acariciándola, comenzó a dejar pequeños besos a lo largo de tus hombros y cuello, tu dejabas salir pequeños suspiros y jadeos por las caricias del bicolor.
—¿Tora...que haces? —soltaste un jadeo apenas audible, a pesar de que no entendias el comportamiento del chico no te disgustaba en lo absoluto.
—¿Te molesta? —su voz ronca y rasposa chocó en contra de tu cuello sacandote un escalofrío. Negaste con la cabeza ante su pregunta y el siguió con las caricias—Sabes que no haré nada que no quieras princesa.