Izana Kurokawa

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Acosador

Mires por donde mires siempre sentías una presencia siguiéndote, era inevitable, pero por más miedo que tengas no podías evitar sentirte atraída a dicha aura misteriosa.

Te gustaban los riesgos pero no eras tan tonta como para enamorarte de tu acosador, sabías que era un hombre porque solía dejarte cartas y en muchas ocasiones llegaban con ligeras manchas de sangre.

En dichas cartas expresaba lo mucho que le gustabas, no paraba de pensar en ti en todo momento, a veces entraba a tu casa solo para observarte de cerca. Sin embargo jamas se atrevió a hacer más que mirarte.

En parte agradeciste por ello.

Pero el miedo seguía latante en el aire.

También relataba que no creía ser capaz de estar de pie frente a ti por tu intensa mirada, también relataba como pasaba noches sin dormir solo pensado en como se sentiría tenerte en su brazos o besarte.

Muchas veces hasta describia como mataba a los hombres que se atrevan a insultarte o a tocarte. El sería el único que tenga el placer de hacerlo, pero era muy pronto.

Algunas veces dejaba rosas negras frente a tu puerta porque decía que combinaban con lo solitario y frío de tus ojos.

Pero hoy era distinto, hoy no había nada frente a tu puerta ni mucho menos dentro, lejos de alegrarte te sentiste algo decepcionada, las cartas y los regalos eran lo único emocionante y estimulante de tu vida. Que deje de hacerlo tan de repente era extraño.

—Supongo que solo seremos tú y yo sofá. —murmuraste con desdén.

Te despojaste de tu ropa de trabajo y colocaste tu pijama.

El ambiente está bastante silencioso.

Pero no te extraño demasiado, solía serlo, te gustaba el silencio, la soledad, tu casa apenas estaba adornada dejando muy en claro tu tipo de personalidad. Las paredes estaba pintadas con colores fríos y deprimentes, pero a ti te encantaba.

Hallabas hermosura en la soledad deprimente y abstracta.

Desde pequeña fuiste indiferente a los sentimientos de los demás, tuviste algunas parejas pero no duraron mucho debido a tu carácter. Solías dejar de prestarles atención en cierto punto.

La falta de responsabilidad afectiva era uno de tus defectos.

Pero extrañamente no sucedió lo mismo con las cartas del acosador, sentías la necesidad de verlo sin importar qué, no importaba como fuera su apariencia estaba segura de que te sentirías atraída hacia él.

Sé lo que dije al principio, dije que no soy tan tonta como para enamorarme pero digamos que fue un desliz.

¿Quién en su sano juicio se enamoraria de su acosador? Solo yo y quizá algunas personitas más que me observan.

—Es un lástima pero creo que ya perdió el interés. —no lo culpabas, después de todo ya estabas acostumbrada.

Pasaste los canales hasta encontrar un documental de asesinos en serie, los amabas.

Siempre creías que dichos documentales debían ser ilegales, es decir, te decían como es la mejor idea de esconder un cuerpo, o de cómo matar a una persona sin dejar rastro. Cada que los veías ponías a prueba tu habilidades y discutias sobre cómo tú podrías haberlo hecho mejor.

—Está claro que sí perforas sus pulmones no flotará, además ¿Por qué no usó guantes para cubrir su huellas? —dijiste indignada—O podría inyectarle oxígeno en las venas y provocar un paro cardíaco.

ᴛᴏᴋɪᴏ ʀᴇᴠᴇɴɢᴇʀꜱ  [One Shots]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora