Louds & Pañales

La Bravucona y su Bebé

Ronnie Anne, conocida como una bravucona que simplemente disfruta molestar a otros para sacarse una risa, y uno de esos desafortunados es nuestro albino favorito Lincoln Loud. Pero a partir de un secreto que descubrió, este estaría su punto de mira, aprovechandose de la situación, aunque, talvez y le termine gustando.

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Lincoln se encontraba caminando en dirección al baño de la escuela con algo de nervios e incomodidad, volteando de un lado a otro observando que no hubiera nadie.

-Bien, parece que no hay nadie cerca. Ahora espero que no haya nadie en el baño. -Lincoln estaba a punto de abrir del baño pero una mano sujeto firmemente su hombro haciendolo sudar frío.

-Vaya, vaya, vaya, miren a quien tenemos por aquí. -dijo Ronnie en un tono burlesco. -Con que vas a hacer tus necesidades ¿eh?.

-Por favor sueltame Ronnie, es algo importante. -dijo Lincoln entrando en nervios.

-Ohh claaaro, no queremos que ensucies tu ropa interior, veamos que tenemos esta vez para molestar. -dijo a punto de bajarle los pantalones a Lincoln

-¡Noo! -grito el albino preocupado.

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-Pfff, ¡JAJAJAJA!, es enserio ¿estas usando un pañal? -hablaba entre risas Ronnie Anne al ver el pañal de Lincoln.

Lincoln se puso tan nervioso que sin darse cuenta empezó a orinar su pañal, más de lo que ya estaba.

-Aww, que pasa bebé, acasó mojaste tu pañalito, creo que necesitas un cambio.

-Para eso vine al baño. -dijo el albino subiendo su pantalón y queriendo entrar al baño, pero Ronnie lo detiene.

-A no, los bebés no se cambian esos solos, pero para que veas que soy benevolente, yo te cambiaré. -dijo Ronnie en un tono dulce.

-¿Q-Qué?, ¡tienes que estar bromeando! -dijo Lincoln en shock.

-Asi es, ahora serás mi bebé, a no ser que ... quieras que le diga tu secreto a los demás. -dijo en tono dulce pero amenazante al mismo tiempo.

-Pero...¿por qué quieres hacerme esto? -dijo Lincoln casi llorando por el problema en el que se había metido.

-Shh, shh, no llores, te aseguro que te cuidaré bien. Ven, vamos a cambiarte. -dijo tomando la mano de Lincoln y llevandolo al baño de niñas.

-¿Qué haces?, no puedo entrar hay.

-No te preocupes, acabo de salir y solo estaba la Señorita DiMartino, apuesto a que entenderá tu situación.

Dicho eso Lincoln sudó frío, la Señorita DiMartino era una de las maestras más lindas de la ciudad, y el la admiraba mucho, si lo viera en esta situación sería demasiado vergonzoso y no lo vería de la misma manera.

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Lincoln empezó a reaccionar cuando Ronnie lo empezó a jalar dentro del baño y hay estaba, la maestra lavandose las manos y esta vió de reojo a los dos jóvenes, sorprendiendose de la presencia de uno en especial.

-¿Lincoln?, ¿qué haces en el baño de mujeres? -dijo la maestra algo enojada.

-Disculpelo Señorita DiMartino, pero Lincoln esta pasando por una situación algo ... complicada e incómoda, así que me ofrecí para yudarlo ya que el me tiene confianza para esto. -dijo Ronnie sonando lo más amable posible. Ella tenía la suerte de ser buena alumna, por lo que los maestros no sabían de su lado bravucón.