Capítulo 5

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Capítulo 5

Sostengo la larga flecha, la engancho en mi arco y ligeramente me pongo en posición de tiro. Fijo mi objetivo y disparo; observando cómo termina en el centro de la diana y sonrío orgullosa ante tan buen comienzo.

Un pequeño ruido a mi lado me alerta y giro, tomo otra flecha y rápidamente la tengo en su lugar. Sé que los guardias fantasmas cuidan de mí, sin embargo tengo en cuenta que ellos no harían ruido, por lo que apunto y disparo hacia un árbol cercano de la fuente de mi perturbación.

—¡Soy yo! —grita alguien, quien sale de forma aterrada de los frondosos arbustos.

La sexta consorte del príncipe heredero Nahul, su nueva adquisición, la joven Ilena.

La observo frustrada, y ella al verse atrapada no desvía su mirada del suelo.

Su cabello ya no lo tiene tan largo, ahora ha sido cortado hasta la altura de sus hombros y su piel luce más blanca de lo que usualmente es, supongo que por el susto que ha recibido.

—¿Qué haces aquí?

—Lo siento—se disculpa aparentemente apenada—. Salí a tomar aire y me desvié de mi camino.

—Dirás que te escapaste de tus guardias—replico—¿Me seguiste, no?

—N-no

Con desconfianza, tomo una flecha y lentamente la ubico en su lugar, sin embargo no apunto a nada más que el suelo.

—Los guardias de la puerta saben quienes somos los únicos que tenemos permitido pasar por ella—le explico—. La única forma de que alguien más lo haga, es porque fue convocado. —subo el arco, y fijo mi atención en ella—Por lo que debiste de decir que fuiste llamada por mí.

Ella sube las manos, mostrando fingida inocencia.

—No sabía que usted estaba entrenando aquí.

Río, ante la poca coherencia de sus palabras. Es de conocimiento público mi ubicación.

—¿Tampoco cuando me viste con un arma en mis manos?—inquiero

—No me fijé en usted.

Bufo, ¿Acaso se mantenía detrás de un arbusto solo contando las hojas de este?

—¿Por qué te comportas como una idiota?

—No lo hago—comenta—en verdad no la vi hasta que disparó la flecha.

—Supongamos que te creo. Sin embargo noto que no eres tan asustadiza como aparentas.

—¿De qué habla?—y allí, un pequeño destello de osadía.

—De nada—me giro y sin fijarme bien en dar en la diana, disparo la flecha, la cual termina en algún punto que no logro divisar—. Sigue derecho por el sendero despejado hasta llegar a la puerta, cruza por ella y te encuentras en el palacio. Si no sabes cómo llegar a tu mansión, dile a uno de los guardias que te lleve.

Silenciosamente, obedece.

Sigo con mi entrenamiento, y al escuchar otro ruido, volteo a ver de quién se trata ahora.

—Nos llegó la información que deseaba, princesa. —revela Edan.

—¿Algo importante que saber?

Se acerca a mí y me hace bajar el arco, el cual toma para inclinarse y dejar en el suelo. Agarra mi mano y me insta a caminar.

—No nos sigan—advierto, sabiendo que me escuchan.

Nos dirigimos un poco más dentro del bosque, dónde los árboles impiden aún más que nos vean.

—La nueva consorte del príncipe, no se quería casar, pero al parecer fue amenazada con la vida de su hermano.

Sarka. ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora