Capítulo 27

12 2 0
                                    

Capítulo 27

Camino de lado a lado en la pequeña sala de la habitación, los sirvientes me ven como si estuviera enloquecida, sin embargo, no me importa. Me encuentro sumamente nerviosa esperando a que el doctor salga y diga su diagnóstico.

Desde que llegamos con Edan desmayado, no ha despertado, distintas personas han salido y entrado con cubetas o toallas llenas de sangre y distintos remedios

pero nadie ha hablado de su estado y me preocupa que muera.

Afortunadamente y antes de en realidad volver loca, las puertas se abren, el médico sale con sus cosas en mano, y antes de siquiera esperar a que salude; lo apuro a contarme.

—La flecha no entró muy profundo, y aunque su punta estaba envenenada, no logró llegar a su corazón, le dimos un brebaje que debe estar tomando ocasionalmente y que esperemos lo mantenga estable para que pueda despertar en las próximas horas .—comenta.

—¿Y s-si no lo hace?—mascullo.

—Lo hará pronto—me consuela—, el veneno no era muy letal.

Suspiro aliviada y sin más preguntas lo dejo irse.

Entro en la habitación principal tan solo seguida por Asdrit, y despido a la sirvienta que hasta hace unos momentos se encontraba dándole medicina al dormido Edan.

Tomo el cuenco y calmadamente agarro el líquido de suave olor para dejarlo entre sus labios.

Observo la venda que cubre su pecho, sin importar que su vestimenta principal ha sido retirada y ahora solo se encuentra con el delgado pantalón debajo de la sábana que lo cubre hasta la mitad del vientre.

Se ven tan delicado con sus labios ligeramente cerrados y su suave respiración. Recorro lentamente el vendaje con mis dedos, y me siento temblar ligeramente; inclusive una lágrima resbala por mi ojo.

Esa flecha estaba dirigida a mí; estoy segura. Después de todo, él no significa ningún peligro para nadie, y soy yo quien se está metiendo con personas peligrosas que no dudan en matar a nadie.

Termino de deslizar la medicina hacia su boca, y le doy el cuenco a Asdrit que sale para darnos un poco de privacidad.

Mis manos sudan a pesar del frío, supongo que por los nervios, sin embargo las muevo hasta envolver una de las suyas.

Está fría, más de lo que debería.

Observo su rostro detenidamente y veo su angustiante palidez...

Tomo las sábanas, y lo tapo hasta el cuello, inclusive meto sus manos dentro de esta.

Me mantengo sentada en la pequeña silla, pero esta vez recuesto mi rostro en la cama y murmuro lentamente una canción para calmarme. Hasta dormir.

Constantes golpes en mi hombro me despiertan, y al abrir los ojos me encuentro con que la fuente de mi perturbación es el rey

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Constantes golpes en mi hombro me despiertan, y al abrir los ojos me encuentro con que la fuente de mi perturbación es el rey.

Miro lentamente toda la habitación y me sorprendo al verla llena. Donardo y Briccoi están al otro lado de Edan, así como mis hermanos en la entrada.

Sarka. ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora