Capítulo 3

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Capítulo 3

Además del viento y nuestras pesadas respiraciones, el sonido del metal chocando entre sí es el que mejor se escucha.

Tira su espada contra mi brazo por lo que me muevo para bloquear el golpe. Arremeto contra él pero se defiende, deteniéndome; golpea mi arma y evita que esta de en su hombro.

Gira y lanza una patada a mi estómago de forma que casi me deja sin aire. Me muevo hacia atrás y él me sigue, golpea su arma contra la mía, lanzo hacia su cuello pero se esquiva impresionantemente, se inclina, gira y golpea mi antebrazo de forma que dejo caer el arma. Su espada queda sobre mi cuello, y alejándome para dar por hecho que perdí; me dejo caer al suelo.

Edan ofrece su mano y con poca cortesía, la rechazo para terminar levantándome por mí misma. Él bufa, sabe que odio perder.

—Está mejorando, pero aún no es lo suficientemente buena como para vencerme, princesa—señala mientras me encuentro sacudiendo el polvo que se ha adherido a mi ropa.

—Pronto lo seré—prometo, me acerco a la espada que quedó abandonada, la recojo y se la entrego puesto que solo se me dio para la práctica.

Nos sentamos al pie de un gran árbol y tomamos nuestras cantimploras de agua para así dar sorbos.

El entrenamiento es agotador y a pesar de ser buena peleando mano a mano, cuando se trata de espadas soy muy inestable, más con él, quien tiene poder sobre esta como si fuera otra extremidad.

—¿Cómo estuvo la boda?—pregunta curioso.

—Como siempre—respondo sin ánimos de decirle que una vez más hablaron sobre mi futuro compromiso.

—¿Ninguna novedad? —cuestiona sin poder creer que nada interesante sucedió durante el evento.

—Karlen se emborrachó y casi se cae a golpes con Nahul—revelo y él abre los ojos de forma un poco exagerada—. También escuché que el novio estaba tan borracho que casi besó a Harald en medio de su confusión.

Suelta una risa armoniosa que me hace sonreír y desear que siempre ría de esa manera.

—Lastima que Harald no estaba tan borracho, sino eso le habría dado motivos a su majestad el rey para, al menos, quitarle al príncipe heredero su título.

Las cosas habrían sido tan sencillas si tan solo ambos hubieran cometido ese error. Ni siquiera me habría dado la oportunidad de sentirme mal, solo quizás un poco por Harald.

—Hablando de títulos, ¿Hiciste lo que te pedí?

Asiente y quita una pequeña hoja que hasta el momento no había notado estaba enredada en mi cabello.

»¿Cuándo te darán la información?

—En menos de tres días, la tendrá en sus manos.

Es vital saber de qué lado estará la nueva habitante del palacio.

—Pídele al médico de Thyra que esté pendiente de la próxima fecha en que le toque a Nahul y ella estar juntos. —ordeno—Necesito que esta vez le den el tónico dos días antes, también dile que encuentre la forma de darle al príncipe heredero sin que su médico se entere.

—¿Por qué no se lo daremos después de la consumación?

—Empezarán a notar extraño que siempre y justo una o dos horas después, la visiten con un brebaje para "reponer energías".

—Tiene razón.

Nos quedamos un poco más de tiempo admirando el claro cielo, para luego levantarnos y empezar a caminar lejos del bosque hasta llegar al grupo de sirvientes que me esperan en la puerta.

Sarka. ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora