Capítulo 37
Los gritos de mi pequeño hermano me alertan, así que dejo el libro a un lado y me levanto de la cama.
—¡Sarka!—escucho una vez más, y solo deja de gritar cuando me ve—Gracias a Dios estás aquí.
—¿Qué ocurre?—Pregunto y lo invito a pasar—¿Por qué haces un escándalo?
Se acerca, y como si me fuera a abrazar, se acerca a mi oído para susurrar:
—Hay problemas en la frontera con Gueri.
Me quedo pasmada, sin siquiera saber por un momento que contestar hasta que Declan me sacude para que reaccione.
—¿Nos atacarán?
Ordena a las sirvientes que salgan, cierra las puertas y toma mis manos para dirigirnos a la sala y hacerme sentar.
—Los de la frontera han sido hostiles con nuestros guardias, y los informes indican que más tropas están en camino con sed de sangre.
Noto como mi corazón empieza a latir más rápido de lo normal, estoy asustada, tanto como él.
—¿Por qué?—inquiero—Es decir, no hemos tenido problemas con el rey Giole ¿Por qué romper el tratado de paz y atacarnos?
—No lo sé—reconoce—. Nadie lo hace.
Se debieron haber enterado de nuestros problemas familiares... que los ministros están indecisos sobre quién es mejor para reinar.
—¿Padre ordenó que los guardias se prepararan?
—Sí, pero Donardo y Briccoi irán con ellos.
—¡¿Por qué?!—indago sabiendo el peso de esa decisión—Donardo es el ministro, no puede dejar su lugar para ir a la frontera, es muy peligroso.
—Padre no nos puede mandar a nosotros porque está la competencia y tu boda, por ello Donardo lo hará—murmura—. Teme ofender al rey Giole por no mandar a alguien de alto rango y romper cualquier tipo de reconciliación.
—¿Quién se queda con el sello deore[1]?
—Nahul manejará la guardia de la ciudad y la real mientras Donardo guía al resto.
—¡¿Por qué él?!
—Es el único que tiene experiencia manejando tropas.—reconoce—Ninguno de nosotros hemos tenido esa oportunidad antes.
—Padre está dándole mucho poder a Nahul aunque ya no es el príncipe heredero.
—Lo sé.
—Esto hace más difícil poner a los ministros de nuestro lado.
—Lo sé, Sarka—contesta irritado—. Debemos apurarnos y ganarnos su confianza.
—Ferran ya mandó a investigarlos.
—¿Y Edan?
Niego.
—Aún debe recuperarse, no lo preocuparé más de lo que está.
—¿Piensas en él?
—¿Cómo no hacerlo?—pregunto preocupada—Ya sea por mis pensamientos o ustedes, él siempre está presente.
Me sonríe, no una pequeña sonrisa, sino una grande como pocas veces lo he visto dar, y eso me hace alegrar un poco.
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Sarka. ©
Fiction HistoriqueDesde su nacimiento, Sarka se ha visto envuelta en la vida del palacio, fue envenenada, le quitaron su puesto de heredera, perdió a su madre, fue dejada a un lado por su padre y secuestrada. Ahora, a una edad más madura, quiere recuperar su puesto y...