Capítulo 33
El agua está caliente, los pétalos de rosas han sido echados y agradezco poder lavar mi cuerpo con tal magnífica esencia. Recuesto la cabeza sobre la bañera de madera, cierro los ojos y por un momento... Tan solo uno, me olvido de lo que estoy viviendo.
La presunta entrada y el llanto desenfrenado de Asdrit me alerta, por lo que sin un mínimo atisbo de vergüenza, me levanto de la gran bañera sin siquiera cubrir mi pecho.
Balbucea, más no la entiendo. Afortunadamente Ilena también entra y contraria a ella, se muestra calmada y lista para hablar.
—El joven amo Edan, ha despertado.
Ante la sorpresa, salgo apresuradamente de la bañera. Riego agua por todo mi camino, más nadie le presta atención alguna e inmediatamente empiezan a secar mi cuerpo y a pasarme las prendas para vestirme. Ignoro la ropa interior y solo me coloco el vestido de tirantes, el otro más elaborado y una gran capa, seco mi cabello con una toalla y salgo con él todavía húmedo; los guardias me siguen.
Sin preocuparme por lo que debe o no hacer una princesa—además el hecho de que estoy descalza—, corro hasta la mansión de Edan, y al entrar a la habitación lo primero que veo es a Declan, Farid y Briccoi muy cerca de la cama, casi asfixiando al médico que intenta hacer su trabajo.
—¿Cómo está?—Susurro una vez estoy cerca de ellos y veo los ojos de Edan aún cerrados.
Todos, hasta los sirvientes, observan mi horrible aspecto pero no lo comentan.
—Solo duró despierto diez minutos y se volvió a desmayar, pero la medicina ha hecho efecto. Esperemos vuelva a recobrar el sentido en las próximas horas—Comenta el médico.
—¿Ya está bien? ¿Podrá ser el mismo de antes?—inquiero desesperada por respuestas positivas.
—Sí princesa—afirma—. Todo el veneno se ha ido de su cuerpo, y a pesar de que se encontrará débil, con un poco de ejercicio podrá ser como antes.
Alivio, es el único sentimiento que me puede describir en este momento. Es como si me hubiera liberado de ese angustiante peso.
Suspiro, y una vez el médico se va, libero esa presión que he estado aguantando. Lloro de felicidad, sabiendo que Edan podrá estar bien.
Un par de botas masculinas son puestas frente a mí y levanto la mirada para ver de quién se trata.
—No es bueno que con este clima esté descalza, se puede enfermar—comenta Briccoi con la frente arrugada—. Son de él—señala a Edan.
Asiento y me levanto para ponermelas y en silencio le agradezco.
Él y mis hermanos se retiran, por lo que les ordeno a los sirvientes que me dejen a solas con Edan.
Me siento en la esquina de su cama, descubro su mano y la sostengo firmemente.
Solo tenía siete años cuando mi madre murió y por mantener esa promesa que hizo, ha sufrido.
*flashback*
Declan está en los brazos de madre, mientras yo me encuentro sentada a su lado observando como él sonríe ante un pequeño pato de madera que tiene entre sus manos. Ríe a carcajadas cuando hago sonidos de ese animal y toco su costado para hacerle cosquillas.
Su risa infantil llena toda la mansión y le arranca más de una pequeña risa o sonrisa a las sirvientes que nos miran con ternura. Tener niños en el palacio da alegría y a pesar de mi corta edad, lo noto en todos.
Desechando todo rastro de felicidad, un grupo de veinte guardias irrumpen en la habitación. Once de ellos contienen a los protectores de madre, otros cinco a los sirvientes que se lanzan a protegerla, uno le arranca a Declan que llora con furia y otro me sujeta a mí, mientras los dos restantes la agarran a pesar que se sacude violentamente arremetiendo contra ellos, sin embargo, la sacan de la habitación.
—¡Mamá!—Grito a pesar de que ella está lejos—¿Qué está ocurriendo?—Pregunto una y otra vez con temor.
Nadie responde, Declan no para de llorar y Edan entra corriendo a la habitación.
—Van a ejecutar a la Reina. —Informa agitado.
Estoy anonadada ante la noticia, inclusive creo que es una mala broma que algún adulto le ha hecho, pero al notar sus lágrimas veo que es cierto.
Empiezo a luchar con el guardia que me mantiene aprisionada, rasguño donde puedo e inclusive muerdo, Edan me ayuda a atacarlo y juntos escapamos.
Corremos a la salida que da al patio principal, afortunadamente ningún guardia nos sigue, y al llegar, escuchamos la orden.
—La Reina Narkissa cometió un delito contra la segunda ley de la mujer, sin embargo, por sus buenos actos su castigo se ha minimizado y es condenada a morir colgada. —informa una desconocida voz.
Seis guardias impiden nuestra entrada al patio principal, les ordeno que nos permitan el paso pero no me prestan atención puesto que han recibido órdenes de alguien con mayor poder que yo.
Un objeto cayendo se escucha, llantos y murmuraciones llenan el silencio y así es como sé que la reina ha muerto.
Caigo al suelo y las lágrimas empiezan a deslizarse por mi rostro, mi cuerpo se estremece y respiro pesadamente, golpeo el suelo a pesar del dolor; pero de repente unos brazos me rodean.
—Estoy aquí.—Dice Edan sin intentar contener mi lloriqueo o el suyo propio—Siempre lo estaré.
Recordar eso me pone aún más triste, lo amo, y me duele que sufra a causa mía.
Briccoi entra nuevamente con una taza entre sus manos.
—El médico dijo que le diéramos esto para que despertara más rápido.
—¿Qué es?—inquiero y se encoge de hombros.
Se sienta a su lado y empieza a darle lentamente la medicina.
»¿Habló?
—Solo dijo su nombre.
A pesar de la situación, una gran oleada de felicidad me recorre.
—¿Crees que seremos capaces de ser felices?
—Si son persistentes, podrían hacerlo—revela—. Pero deberán renunciar a algo.
Pienso en sus palabras, ¿Seremos capaces de hacerlo?
Nahul.
—¿Qiang?—pregunto en la oscuridad para luego verlo salir de las sombras.
—¿Sí, su alteza?
—Dile al rey que proceda, acepto el trato.
—¿Ya no intentará conseguirlo por usted mismo?—me pregunta sin estar convencido y niego.
—Hacerlo de esa forma nunca tuvo una victoria asegurada.
Asiente y luego de una despedida, se escabulle nuevamente.
Si ya no voy a estar en la competencia, haré que no haya ninguna.
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Sarka. ©
Historical FictionDesde su nacimiento, Sarka se ha visto envuelta en la vida del palacio, fue envenenada, le quitaron su puesto de heredera, perdió a su madre, fue dejada a un lado por su padre y secuestrada. Ahora, a una edad más madura, quiere recuperar su puesto y...