Capítulo 13

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Capítulo 13

Al verme entrar detrás de mis hermanos, todos los presentes empiezan a murmurar.

—¿Qué hace aquí?—pregunta Elenio, el ministro de salud.

—¿El rey la castigará frente a nosotros?—inquiere Noren, el de economía.

«como si padre alguna vez hubiera castigado a uno de sus hijos»

Algunos presentes están tan confundidos por mi presencia que no sacan conclusiones, otros se imaginan lo peor.

—A partir de hoy, la princesa Sarka estará presente en las reuniones matutinas—revela padre como primer anuncio de la mañana.

—¡Su majestad!—grita el ministro Étienne, de educación—Es una mujer.

Sonrío al ver el descaro de Étienne, sabiendo que puesto tendría en caso de no haberse cambiado las reglas. Después de todo él alguna vez había intentado aprovecharlo al comprometerme con su hijo.

—La princesa no tiene el derecho de ser partícipe de nuestras reuniones—comenta el erudito Acke.

Hago caso omiso de sus palabras, es solo otro lamebotas de Nahul.

—Ella fue quien dio la idea que tan bien se implementó—comenta el rey—. Y no es primera vez que sus planes surten un buen efecto. —comunica—¿Entonces, no sería útil usar sus proyectos para el beneficio del pueblo?

—¡Su majestad!—habla Noren—No podemos permitir que la princesa haga de los asuntos de la corte uno más de sus juegos.

Río silenciosamente por su osadía, inclusive aplaudo su desvergonzada valentía.

—Usted es sabio su majestad, decidió usar bien a la princesa—alaba el ministro de Defensa, Donardo.

—Pero es una mujer—comenta nuevamente Acke—. No puede intervenir en estos asuntos.

—No hay ninguna ley que lo prohíba—les recuerda mi padre.

Todos saben que si las miembros de la familia real no han sido una parte activa en la política del país por generaciones, ha sido debido a las críticas o la falta de valentía, pero no porque esté prohibido, por ello cualquiera que esté en contra se guarda sus palabras.

—Bienvenida, hermana—Saluda Nahul con una fingida sonrisa. No le agrada mi presencia en esta situación.

—Muchas gracias, príncipe heredero. —le devuelvo la hipocresía.

El resto de mis hermanos también me dan la bienvenida y después los ministros así como eruditos—la mayoría a regañadientes—, para luego comenzar la reunión.

Miro a Edan, quien no sabía la noticia debido a que les había prohibido a todos los conocedores que se lo contaran.

Cada uno de los ministros presentan sus informes diarios, contando la situación que se vive en el país según su campo. Las cosas están relativamente bien.

—El tiempo se ha puesto más frío, por lo que la nevada se acerca—comenta el rey una vez ya no queda ningún manuscrito—¿Qué ideas tienen para ayudar a aquellos que se encuentran en los albergues?

—Su majestad podría entregar mantas, medicinas y té a estas personas, para que así se mantengan abrigados ante el frío invierno— recomienda Elenio.

—Es una buena idea, ¿Pero ya no lo hemos hecho antes?—inquiere padre—Quiero algo nuevo.

Las discusiones comienzan, al igual que la ola de proposiciones buenas y malas, las cuales ninguna parece agradar al rey.

Sarka. ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora