Capítulo XI

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Wahhhh que bonitooos, cada vez veo que se une gente al fanfic es bien bonito ver cómo van alcanzando lentamente a las actualizaciones :'3. Los amodoro lectores nuevos y lectores que siguen la novela desde el inicio <3

Bueno, hoy no tengo mucho que decir jajaja así que comencemos el capítulo!

...

– N-no se disculpen, no tienen nada por qué hacer- –

–¡No!– Naoto no dejó a Takemichi seguir hablando. – Yo he cometido un error imperdonable, tú salvaste a mi hermana y yo de forma ingrata todavía te golpeé después de que tú necesitabas a alguien que te atendiera las heridas –

Hinata asentía ferozmente aún en una postura de disculpa.

Takemichi quería hablar y restarle importancia debido a la vergüenza del momento. Había dejado a Mikey en la sala pero por alguna razón sentía que alguien lo miraba, el beta volteó hacia atrás y vió parado a el rubio unos metros detrás observando la situación.

– E-en verdad no tiene importancia, lo importante es que a Hinata no le pasó nada – Su tono era tranquilizador y amable.
No le había molestado cómo actuó Naoto en ese momento, tal vez estaba un poco ofendido en ese momento porque lo golpeó sin haber escuchado su explicación pero realmente no estaba enojado, de hecho entendía por completo la postura del alfa por creer que alguien se quería aprovechar de su hermana en su momento de mayor debilidad. Si él tuviera una hermana y viera algo así, tampoco sé detendría a investigar a esa persona, ni siquiera escucharía lo que tendría que decir porque seguramente serían excusas baratas.

Los hermanos Tachibana se sintieron aún peor con ellos mismos, pero aún así no pudieron evitar pensar que Takemichi era demasiado bueno.

– Y-yo siento haberte molestado ese día – Ahora que quién hablaba era Hinata – Siento haberte hecho sentir incómodo debido a las co-cosas que dije – el rostro de Hinata estaba ardiendo.
Cuando había salido de su celo había recordado todos los hechos de forma clara. Apenas pensaba en como se frotaba en el cuerpo de Takemichi, el como pidió tener a sus cachorros y todavía lo marcó, lo hizo sentir una vergüenza inmensa. Pero lo peor de todo es que todavía después de haberle hecho eso, su hermano terminó golpeando a alguien que la había ayudado con buenas intenciones.
En conclusión, ambos debían obtener el perdón de Takemichi.

– No tienes de qué preocuparte Hinata, entiendo la situación, no estabas dentro de tus cabales – Suspiró – Si ambos vinieron aquí con la intención de que los perdonara, están equivocados, no tienen ningún motivo por el cual pedir perdón –

Los hermanos pensaron que Takemichi era realmente bueno.

– Mejor dime ¿Ya te encuentras mejor Hinata? –

No, estaban equivocados. Takemichi es un ángel.

Los Tachibana enderezaron su postura. La omega tenía el rostro sonrojado con ojos llorosos y el alfa tenía una expresión conmovida.

– Si, me encuentro mejor. Todo gracias a ti – Una sonrisa apareció en su rostro.

Justo cuando iban a seguir hablando, los hermanos se dieron cuenta de algo. La casa de Takemichi emitía un olor a feromonas alfa. Naoto tomó una postura más erguida de forma instintiva, si bien las feromonas alfa eran mínimas, era claro que cuando un lugar tenía impregnado de esa forma el olor era porque ese es territorio del alfa.
Los Tachibana voltearon dentro de la casa del Hanagaki en busca de la persona que había marcado ese lugar como su territorio y que probablemente, Takemichi al ser un beta, no estaba enterado.
Los dos vieron a un joven rubio ligeramente menos alto que el beta, se mantenía a pocos pasos detrás de Takemichi mientras mantenía una expresión estoica. Naoto sintió que se le helaba la sangre al ver de quién se trataba, era Sano Manjiro, el fundador de la Tokyo Manji Gang.

Conociendo a mi alfaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora