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—¿Seungmin? —la voz del otro lado rompió el silencio en su oscura habitación.

Había estado al menos quince minutos dando vueltas sin parar para tomar el valor de regresar la llamada de Tzuyu. 

— Qué bueno que llamas, me imagino que Jeongin y Yuna ya te dieron parte de las noticias.

—Sí, lo hicieron. —afirmó, soltando un suspiro con frustración, moviendo sus piernas con nervio— No creo que sea una buna idea. Una de mis solicitudes fue que nunca se me obligara a asistir a eventos. 

—Lo sé, y juro que hice lo posible para evitarlo, pero no me escucharon. —Tzuyu sonó arrepentida al otro lado de la línea— Sé lo mucho que odias esto.

—No es culpa tuya. —su rostro se deformó en una mueca disgustada— Trataré de arreglarlo personalmente.

—Suerte. —agradeció el gesto. Los directivos de la empresa solían ser duros de roer— ¿Te parece bien si nos vemos mañana? —la mujer preguntó, sonando indecisa— Hay algo más que debes saber, pero me gustaría que lo habláramos en persona. 

—¿Es algo malo? —Tzuyu rara vez trataba las cosas de frente. Era una mujer ocupada que prefería resolver las cosas con un par de llamadas. 

—Algo. Depende de cómo lo tomes.  —Seungmin se preocupó aún más— Lamento que tengas que pasar por todo esto, pero ellos comenzaron a verte como una muy buena fuente de ingresos. 

—¿Es esto a lo que llaman "el precio de la fama"? —bromeó, intentando aligerar el ambiente. Tzuyu rio al otro lado de la línea— ¿El café Stay está bien para ti? Mis clases terminan a las cuatro p.m. 

—Perfecto. Nos vemos mañana. 

La llamada se cortó. Seungmin se tumbó a en su cama soltando un suspiro que sonó más como un sollozo. No estaba llorando, pero el pensar en que si lo obligaban a ir al evento de firmas tendría problemas serios. 

Empezando por que dejaría de ser anónimo y Hyunjin se terminaría enterando de que él era el autor de Haven, lo que era en extremo preocupante; era demasiado obvio que se había inspirado en ellos para los personajes principales. También estaba el hecho de que todo ese tiempo fingió ser un simple fan más; si no se daba cuenta del asunto de Hyunjae y Sunmin, aún seguía el tema de que le había estado mintiendo en su cara. 

Si Hyunjin se alejaba y lo odiaba después de todo eso estaría en todo su derecho. No podría hacer nada, incluso aunque su corazón se hiciera pedazos. Hwang era sólo una víctima de su estupidez y mala toma de decisiones. Lo mejor que podría hacer es alejarse. 

Sería difícil. Más ahora que sabía que el mayor tal vez sentía algo por él. No lo había dicho explícitamente, pero tenía que ser un reverendo estúpido -lo era- como para no darse cuenta de que había algo más que un sentimiento de amistad entre ellos. Era extraño. Pero amaba las mariposas en su estómago cada que Hyunjin sin darse cuenta invadía su espacio personal o lo miraba demasiado. 

A su mente de repente llegó el recuerdo de los labios del mayo sobre los suyos. Sus mejillas se calentaron y su corazón se removió emocionado. Hyunjin le gustaba tanto, que no podía dejar de hacer cosas estúpidas a su alrededor -a veces él ni siquiera necesitaba estar al rededor para tenerlo embobado-.

Con su cabeza revuelta cayó dormido en su cómoda cama, soñando con sonrisas con hoyuelos, esponjosos labios y príncipes sin armaduras.

Con su cabeza revuelta cayó dormido en su cómoda cama, soñando con sonrisas con hoyuelos, esponjosos labios y príncipes sin armaduras

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La campana de la cafetería sonó, anunciando su llegada. La castaña melena y elegante porte de Tzuyu le dio la bienvenida en una de las mesas cercanas al ventanal. Ella bebía tranquilamente un café mientras checaba algo en su celular. Se acerco a ella, llamando su atención cuando corrió la silla para sentarse, dejando su mochila a sus pies.

—Me adelanté y ordené algo para mí. No sé qué te gusta, así que mejor te lo dejé a ti. —la mujer lo miró con una leve sonrisa de amabilidad.

—Lamento haberte hecho esperar, el profesor se puso algo pesado y no nos dejaba salir. —Tzuyu negó, restándole importancia— ¿Qué era tan importante como para hacer que nos reunamos? —soltó nervioso, tronando sus dedos, indicándole su orden al mesero que se acercó a él.

—No me gusta ser quien tenga que decirte esto. —empezó apenas el mesero se alejó— Pero al haber ganado tanta popularidad últimamente, los ojos han estado sobre ti y tu manhwa. En espacial sobre las opiniones y comentarios de los fans. 

—¿Hice algo mal? —su labio inferior se vio atrapado por sus dientes y lo masticó ansioso.

—Al contrario. Lo estás haciendo excelente. 

—Pero...

—Ellos quieren que satisfagas más a los fans. Que tomes en cuenta sus peticiones. —explicó— Y muchos están pidiendo que haya contenido más... explícito en la historia. 

—¿Qué? —sus parpados revolotearon en confusión. Estaba entendiendo mal, ¿verdad?— Pero no puedo hacer eso, ¿Qué no se pueden conformar con una inocente historia romántica? 

—No. —Tzuyu se apretó el puente de la nariz— Ellos esperan que lo hagas. 

—¡No pueden obligarme!

—No debería estar diciéndote esto, pero te aprecio, Seungmin. —el chico vio el rostro de la mujer llenarse de inquietud— Accidentalmente los escuché hablando sobre cancelar tu proyecto si te negabas a seguir sus órdenes. 

—P-pero es mi historia. —su corazón se detuvo por un momento, sintiendo la ansiedad recorrer sus venas— Es mía...

—Según el contrato, la mitad de los derechos de autor les pertenecen. —ella tomó su inquieta mano por sobre la mesa, apretándola con cariño— Estoy esforzándome para hacerles ver que las cosas están bien así como están. 

—Esto es tan injusto. —murmuró angustiado— ¿Qué voy a hacer?

—Déjalo todo en mis manos. —Tzuyu lo miró con pena, diciéndole con sus ojos que confiara en ella. 

Estuvo a punto de agradecer cuando sintió que la silla a su lado se movía y un brazo lo rodeaba. Habría gritado del susto si no fuera porque el aroma de Hyunjin inundó de repente sus fosas nasales. 

—¡SeungSeung! Qué coincidencia encontrarte aquí. 

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