Obsession ||Yoonmin||

6

Y Agust por primera vez, vió atentamente las manos de Kitty. El pelirosa, tenía su mano sobre sus labios, mientras pensaba en algunas cosas. Tenía anillos de diamantes, pero eso no le quitaba lo tierno.

— ¿Sabes? Lo unico lindo que tienes son tus manos— Habló Agust, sacando al pelirosa de sus pensamientos.

Kitty escondió su mano. Esa era su mayor inseguridad.

Y Agust notó aquel gesto, pero no dijo absolutamente nada.

— Debo de irme. Mi padre me espera— Dijo Kitty y se levantó, para acomodar su costosa chamarra— Nos vemos después, mi amor.

El pelirosa le tiró un beso volador a Agust y después le guiñó el ojo coquetamente.

— Ese niño, malcriado— Gruñó Agust enojado.

Y Agust supuso que era de noche, ¿por qué? Simple. Estaba a oscuras.

No odiaba la oscuridad, de hecho la amaba y se enojó, cuando la luz fue encendida.

— Kitty apag.....¿Que te pasó?— Preguntó, al ver al menor con sus ojos llorosos.

Kitty lo ignoró y se tiró a la cama boca abajo, mientras comenzaba con su llanto.

Y por primera vez, Agust se preocupó. Kitty lloraba desesperadamente.

— Hey, niño. ¿Que te pasa?— Preguntó, pero al no obtener respuesta intentó levantarse de la silla.

— ¿E-En serio usted cree que soy asqueroso?— Se escuchó la voz rota del menor y Agust lo miró.

— ¿Te dijeron que eres asqueroso?

— Eso y muchas cosas más. Prácticamente me echaron de la casa.

Agust frunció el ceño.

— Así que viviré aquí— Dijo— Al menos hasta que consiga un trabajo.

— ¿Que fue lo que hiciste?— Preguntó Agust.

— Yo, nada.

— Mientes.

— Bien. Le robé dinero a mi padre.

— ¿Cuanto?

— Un millon de dolares.

— Le hubieses robado dos.

Kitty hizo un puchero, mientras se sentaba en la cama y secaba sus lágrimas, que caían por sus regordetas mejillas.

— Usted no sabe porque robé ese dinero— Masculló.

— ¿Para comprarte ropa, maquillaje? No necesito que me digas para saberlo, porque eso es obvio— Dijo.

— Usted no sabe nada— Dijo el menor— No me conoce.

— Y no pienso hacerlo— Murmuró Agust y Kitty suspiró con tristeza.

— Usted es lo único que me queda.

— Yo no estoy contigo, niño. O sea si, pero estoy aquí porque tú me secuestraste, ahora yo estaría cogiendome a una chica de buenos senos y un buen culo— Dijo, tratando de hacer enojar al menor, pero este nisiquiera se quejó— ¿Acaso oiste lo que dije? Ahora mismo me estaria follando a una chica de buenos senos y un gran culo.

— Lo felicito— Fue lo unico que Kitty dijo antes de recostarse en la cama y taparse con las cobijas.

Y Agust lo miró confundido.

— ¿Que tienes, niño?

— Buenas noches.

Y Agust no siguió insistiendo. Solo lo dejó tranquilo.