Obsession ||Yoonmin||

16

Agust sonreía, al ver la sonrisa traviesa que el menor siempre tenía en su rostro. Habia vuelto el Kitty de antes.

— Señor Agust— Llamó.

— ¿Qué?— Dijo desde la silla en la que desde un principio estuvo amarrado.

— Repitame lo que me dijo la noche anterior— Dijo y se sentó en el regazo del mayor, como siempre lo hacia.

— Me encantas, Kitty—Dijo. Esa era la milesima vez, que el pelirosa hacia repetirlo. No le molestaba, porque podía ver aquel brillo que núnca vio en los ojos del menor.

— Usted también me encanta, Señor Agust— Dijo y sacó su arma, para despues pasar uno de sus brazos por los hombros de este y apuntarlo en la nuca— Beseme.

Y Agust no se negó a aquello. Juntó sus labios, con los de Kitty y pudo saborear ese dulce sabor a chicle de fresa, en la boca de Kitty.

Cuando se separaron, Kitty sonrió en grande y guardó su arma, para despues levantarse e ir a sentarse encima de la mesa y observar a Agust.

— ¿Cuando pensarás soltarme?— Preguntó Agust.

— Cuando esté listo— Dijo— Quiero estar seguro de que no hará nada travieso, que después se pueda arrepentir.

— Bien— Dijo y tiró su cabeza hacia atrás, dandole una perfecta vista a Kitty de su blanquecino cuello.

— Me gustaría intentar varias cosas con usted, Señor Agust— Dijo Kitty y Agust lo miró.

— ¿Cómo qué?

— Quiero sentir la adrenalina correr por mi cuerpo, mientras escapamos de las patrullas juntos. Como la noche anterior, pero que esta vez sea de una travesura que hicimos juntos— Dijo y Agust sonrió.

— Atado no puedo.

— Déjeme terminar— Masculló— Y despues ir a un mirador y tener sexo allí— Dijo con una sonrisa traviesa— Mientras escuchamos las patrullas de fondo.

Y Agust solo rió.

— Piensas muchas cosas, niño— Exclamó Agust.

— O ir haciendolo en el auto, mientras la policía nos persigue. ¿Que tal?

— No esta mal aquello, pero de un descuido nos disparan y el auto se da vuelta.

— Es difícil pero no imposible— Dijo— Tengo muchas fantasías con usted, Señor Agust.

— Me gustaria escucharlas todas, pero no ahora— Dijo— Mejor dimelas mientras te follo salvajemente.

Kitty sonrió travieso.

— Pero no hoy. Sino que en un lugar especial— Dijo Agust— Así que te tocará esperár.

— ¿Más tiempo?— Se quejó Kitty.

— Más tiempo— Aclaró Agust y Kitty suspiró frustrado.

— Más le vale que no me esté mintiendo.

— Soy un hombre de palabra, cariño. Todo lo que digo lo cumplo— Exclamó— Cumplo mis promesas tarde o temprano, pero las cumplo.

— Usted gana— Dijo— Pero no me haga esperar demasiado.

— No lo haré, cariño.