Obsession ||Yoonmin||

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Kitty observaba a Agust desde el sillón de aquella habitación. Chupeteaba el chupetin rojo, mientras mantenia su mirada clavada en el mayor.

— ¿Sabe? Núnca me había sentido tan atraído por alguien— Dijo Kitty— Maté a mi mejor amiga. ¿Y sabe por qué? Porque ella tambien estaba enamorada de usted.

Agust hizo una mueca.

— Estás enfermo— Dijo Agust.

— ¿Y lo peor? Es que nadie sabe quien la mató— Dijo— Lloré. Claro que lo hice, pero de felicidad. Porque así tenía el camino libre.

— ¿Por qué no entiendes que yo jamás me fijaría en tí?— Dijo y Kitty sonrió.

— ¿Por qué está tan seguro de eso? Nadie sabe lo que pasará en el futuro.

— Yo si. Y sé que te mataré— Dijo— Soy el grandioso Agust D. Asesino, ladron, estafador. No me importaría matar a un niñito como tú.

— Usted tiene veintitres y yo tengo veinte. No es mucha la diferencia, Señor Agust— Dijo— No soy un niño. Ya he experimentado cosas que adultos que como yo y como usted pueden hacer.

Agust sonrió.

— ¿Y que son esas cosas que podemos hacer?— Preguntó.

Kitty se levantó y dejó una silla frente a Agust, para después sentarse en esta. Estiró una de sus piernas y la llevó hasta la entrepierna del mayor, haciendo presion en esta.

— ¿Usted que cree?— Dijo mientras que con su pié hacía movimientos circulares, haciendo que el rubio gruñiera ante aquel placer— ¿Acaso no le gustaría?

Agust solo fijó su fria mirada en el menor, quien lo miraba con una sonrisa burlona. Agachó su mirada a las piernas de JiMin y observó como la piel de color canela brillaba debido a las cremas y como esos grandes muslos se movían.

— Le diría que los tocara, pero no puede— Se escuchó la voz burlona de Kitty

Agust lo ignoró y comenzó a subir su mirada, hasta los gluteos del menor, quienes estaban a la vista, ya que el menor llevaba un corto short que dejaba a la vista sus nalgas.

Eran grandes y redondas.

Llevó su mirada hasta el abdomen del menor y vió ese sexy pirsing que Kitty tenía en su ombligo.

Kitty se sintió satisfecho ante la mirada de Agust en su cuerpo y al ver como este se relamía los labios se atrevió a levantarse, bajo la atenta mirada del mayor.

— Que bueno que lo disfrute— Dijo Kitty— Porque todo esto será suyo, el día en el que usted deje de ser tan terco y me corresponda— Masculló y se dió la vuelta, con la intensión de que sus grandes nalgas estuvieran a la vista del mayor, quien se mordió los labios ante hermosa vista.

Y Kitty salió a pasos lentos y provocadores  de la habitación, mientras sentia la intensa mirada de Agust.

Lo disfrutaba. Ambos lo disfrutaban.