México murió repentinamente en 1945 después de la Segunda Guerra Mundial.
Todos los países del mundo le hicieron un honorable velorio en su memoria.
CDMX se hace cargo del país.
En una noche dentro de la pirámide de Chichen Itza aparece una persona...
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Después de la asombrosa entrada de los fuegos artificiales llenos de alegría y color el lugar se inundo de una inmensa oscuridad, no había ruido, los grillos que deambulaban interrumpieron su andar, los perros dejaron de ladrar, el llanto de los bebes desaparecieron al igual de las risas de los niños y de los adultos, las aves dejaron de cantas. Las personas solo ponían atención a leve sonar del viento chocar entre los árboles de la selva y el casi inaudible danza de las aguas del una vieja cascada.
Sucumbido en silencio y soledad...
No había nada...
No existía nada...
De repente a lo lejos de allí se escucharon el sonar de un tambor, era pequeño, solo era uno, pero conforme pasaban los segundos se escucho un segundo, tercer, cuarto, quinto y así sucesivamente se escucharon hasta llegar cincuentaidosavo.
El son era fuerte y constante, no perdía ritmo ni presencia, y no solo mostraba tranquilidad la melodía sino que también detonaba que solo era la calma antes de la tempestad.
En medio de de los tambores se escucho un sonido particular, estaba claro que no era una flauta sino algo mas único y místico, así como aumentaban los tambores también lo hicieron hasta llegar al número veinte.
El sonido venia de todas partes, ninguno podía determinar en que dirección estaban los provocadores de aquella penetrante melodía que hacia que desde el interior de cada persona naciera una necesidad de levantarse de su lugar e imitar la misma acción, mas estos se resistían porque tenían la curiosidad de que iba a pasar mas adelante.
Entra en acción ahora si las flautas, los quisquillosos sonidos de los cascabeles, el se encontraba atrapado de la música que no solo parecía de un presagio a las desgracias ahora daba la sensación de... una ceremonia.
La música paro y de nuevo quedo en silencio apareció la plenitud.
Otra vez en silencio acompañado de la soledad...
No había nada...
Pero solo en esta ocasión las aves se hicieron presentes y cantaron... su sonido era digna de admirar, el viento aun constante se hizo un poco mas ruidosa,se escuchaba en paz... como si estuvieran en tierras vírgenes. Por unos instantes España le recordó mucho la primera vez que llego al territorio de su primer y último amor y de su fallecido hijo que a pesar de no estar relacionados de sangre siempre lo quiso como si fuera suyo al igual que a los otros que también tenían sus características única y extraordinarias. Sumergido en sus pensamientos no se percato de que alguien tenia su vista fija en el, y curiosamente el vigilante poseía unos ojos carmesí brillantes oculto entre las sombras, esperando su momento para ver como resurge desde las entrañas de la pirámide.
