1 de Marzo. 2015.

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Domingo.

Gemma trataba de encontrar una posición cómoda mientras veiamos "Twin Peaks: Fuego Camina Conmigo", una pelicula de terror de David Lynch, sin embargo, cuando sus pies se encontraban en el respaldo del sillón y su cabeza colgaba por la orilla soltó:

           —Esta película es muy aburrida, Celaena. Mejor subamos, ¿si? — se arrastro a mi lado y comenzó a jalar de la manta que se supone había traído para las dos.

            —Si hicieras el favor de verla tal vez le entenderías. — Le arranque la tela de las manos y subí el volumen, mala idea, ya que en ese momento la chica entra a su cuarto y encuentra a Bob moviendo su cómoda para sacar su diario y sale corriendo gritando como posesa.

           — ¿Pero como puedo verla a ella si tu eres mucho más bella? - comenzó a darme besos en la mejilla.

            — Gemma, enserio quiero ver esto, el rollo se pone interesante. Y ni aunque me alagues me convencerás. — Suplique, ya que si sus labios comenzaban a bajar por mi barbilla no era responsable de mis acciones.

             —Mejor pon otra cosa, hasta ver porno estaría mucho más interesante que esto. — Lanzo la caja de la película por los aires.

              — Eso es porque eres una pervertida...

              —Solo contigo, querida, solo contigo. —Me interrumpió, tomo el control y cambio al cable mientras colocaba su brazo libre detrás de su cabeza.

           —¡Gemma! — gemí, su actitud era incorregible, siempre hacia lo que le pegaba la gana y no lo que los demás decían.

                —¿Que? No me culpes, sabes que no puedo ver algo tan aburrido por mucho tiempo.

                — Perdoname por querer ver una película con mi novia. — Me levante enfadada y camine hacia la cocina. Tome una soda y metí palomitas al microondas. Mientras presionaba los números, sentí unos brazos rodear mi cintura y su familiar aliento en mi oído.

             —No te enfades conmigo. Sabes que no vine a ver la película. — Di con el botón de encendido y me aleje de ella.

            — No me importa a que hayas venido, quería ver esa película, quería pasar un rato contigo como una pareja común, sin pelarnos ni gritarnos pero ya veo que eso no es posible.

            — Celaena, ¿y porque esa? — Coloco los brazos sobre su pecho y me miro con una ceja levantada.

             — ¡No lo sé! Fue la primera que vi.

           — Mira, querida, te amo. Te amo muchísimo, pero parece que no me conoces. Odio ese tipo de películas, me va mas Transformers o yo que sé. Me gusta algo que te mantenga pegado a la pantalla. — Se acerco a mí, y me abrazo por la espalda.

              — Tu ves Transformers por la banda sonora. — Susurré.

             — Exacto. La ultima es la mejor, ¿no? — La mire, enfadada. — Esta bien, ¿sabes que vamos a hacer? Vamos a buscar una película en el cable, después no comeremos esas palomitas que estas haciendo y a la cama.

            — No tendré sexo contigo.

             — ¡Celaena!

             — ¿Que? No te lo mereces.

            — ¿Usaras el sexo como un premio?

           — Si es necesario...

          — Fingiré que no escuche eso. — Dijo mi madre desde el umbral haciéndonos saltar a ambas.

             — Lo lamento, si hubiese sabido que estabas ahí...

            — No hubieses sobornado a Gemma con sexo. — Me interrumpió, no pude evitar que mis mejillas se enrojecieran.

              — Así es. — Respondió Gemma. — Su hija es una mala persona.

             — Lo es, ¿cierto? — Y de repente las tenia a ambas mirándome.

              — Son dos contra uno, eso no es justo. Aparte yo soy una muy buena persona, ustedes son las malas. — Me cruze de brazos. Se miraron entre sí y después corrieron hacia mi. Corrí lo mas rápido que pude y me encerré en el cuarto de lavado. Escuche como se reían. — ¡Ya, vale, lo lamento, son buenas personas, las mejores, las amo! ¡Ahora dejenme salir!

           — Yo creo que no. — Escuche como la puerta se cerraba con pestillo. — Ahora me iré con tu mamá a ver una película, si no te importa, claro.

            — ¡Eres una infiel! ¡Y con mi propia madre, debería darte vergüenza! ¡Un día de estos iré a tu casa y besare a tu madre! — Trate de abrir la puerta pero era imposible. Comencé a pegarle con el costado derecho pero lo único que logre fue lastimarme el brazo.

             — ¡Claro, como digas, primero tendrás que conseguir que te abra la puerta!

             — ¡Te odio!

           — ¡Yo también te amo, Celaena!

Y así es como dormí en el cuarto de lavado con frío y hambre.

Diario de una Homosexual.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora