17 de Octubre.

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¿Que es peor que un chico que te odié?  Un chico que te quiera."

Era de mis libros predilectos por mucho.

Y esa frase nunca salia de mi cabeza.

En mi caso la mía seria "chica" en vez de "chico".

O no, tal vez seria en los dos casos.

Antes salia con hombres, no porque me gustase, si no porque era necesario.

Así la gente no dudaría sobre nada.

¿Quien diría que tiempo después saldría contigo, Gemma y todo cambiaría?

No me lo esperaba ni en mis mejores sueño.

Es viernes y Megan vendrá después de la escuela con una mochila llena de películas, videojuegos, un suéter enorme, pantalones cortos, alcohol y  cigarrillos para hoy y mañana.

Preparé la sala quitando lo que probablemente se rompería, compre tres botes de helado de vainilla, galleta y dulce de leche.

Pedí cuatro cajas de pizza, brownies y banderillas.

Definitivamente este fin de semana subiría por lo menos cuatro kilos.

Últimamente mi estómago se a hecho el sensible y vomita todo lo que como.

No es agradable.

Tocan al timbre cerca de las dos.

Abro con una gran sonrisa que se borra la ver detrás de la puerta.

Estas tu.

La cierro en seguida.

No puedo con esto.

Te escucho gritar.

" Celaena, por favor, abre, quiero hablar cont..." Y das un ligero grito.

"Celaena, soy Megan, abre rápido, la acabo de tirar al suelo y se esta levantando." Abrí la puerta y jale a Megan al interior cerrando de nuevo la puerta.

Ella tomo mi cara entre sus manos y susurro tranquila.

"Por favor, no llores, no ahora, dejemos que se vaya." Solo asentí.

Gritaste de nuevo aporreando la puerta.

"Celaena, abre por el amor de Dios. Estas siendo bastante inmadura tu y Megan. Quiero hablar, arreglar las cosas."

Grite de vuelta.

"¿Ah, si? Yo no quiero arreglar nada. Trate de hacerlo, trate de que esto funcionara, trate que hablásemos las cosas antes de tomar decisiones precipitadas y tu me mandaste al carajo. No estaré allí siempre que se te pegue la gana. Vete. Vete con Lucifer. ¿Que no estabais juntos? Enhorabuena."

Termine casi sin aliento.

Suspiraste pesadamente y por el mirillo de la puerta pude ver como dabas vuelta y te ibas.

Las lágrimas salieron a borbotones.

Corrimos a mi habitación.

Me puse una camiseta grande y pantalones cortos.

Bajamos hechas un lío.

Cerramos las cortinas, apagamos las luces y nos sentamos para reponer el maratón de Harry Potter no hecho en mi cumpleaños debido al viaje.

Al poco tiempo abrimos una botella de tequila y lo comenzamos a beber sin remordimiento.

Encendimos tabaco y comimos pizza.

En la noche, cerca de las once, llego mi madre.

Se asusto al encontrarnos borrachas hasta el cerebro pero al poco rato se sentó con nosotras y comenzó a beber también.

Abrimos una botella de vodka.

Se me iba la cabeza.

Escuche mi celular vibrar así que —mala idea— decidí contestar.

Eras tu.

De nuevo.

"Celaena, que bueno que contestas, necesitamos hablar"

"¿Que?" Dije alargando la e, y riendo a carcajadas. "Me rompes el corazón, ¿y lo único que se te ocurre decir es que necesitamos hablar? No, no, no, Gemma."

"¿Estas borracha? ¿Porque arrastras las palabras? ¿Donde estas?" Preguntaste preocupada.

"En micasa, ¿donde mas?" En eso Megan grito algo sobre jugar a ver quien puede aguantar mas tiempo tomando el tequila directo de la botella. Mi madre grito afirmativamente. "Lo lamento, Gemma, tengo que irme, ganare un reto."

El resto de la noche paso así, hablando sobre nuestros corazones rotos, llorando y bebiendo en iguales cantidades.

Cuando el sol salio el sueño pudo conmigo.

Diario de una Homosexual.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora