Diario de una Homosexual.

20 de septiembre.

Querida Gemma;

Debo decir que estoy irreversiblemente enamorada de ti. Tenía que escribirlo, por que tal vez, solo tal vez, si te lo decía... Me tomarías como loca.

No quiero adelantarme. Esta relación debe ir lento, así no nos aburriremos mutuamente. No quiero eso. Quiero estar contigo el tiempo que se pueda sin llegar a ser una molestia.

También debo decir que me encanta cuando rodeas mi cintura con tus delgados brazos, me encanta cuando me miras con esos hermosos ojos como el mar, me encanta cuando te acercas hasta el punto de pensar que me besaras, pero después, te alejas, dejándome con las ganas, me encanta cuando solo somos tu y yo y cuando confías en mi, me encanta que te preocupes por mi y cada vez que me abrazas sentir tu mentón en mi cuello, me encanta tu abdomen, es una especie de paraíso, es delgado y fuerte, tonificado sin duda alguna, me encanta tu sonrisa, es preciosa mires por donde mires, me encantan tus caderas y tus muslos, están en el tamaño perfecto, me encantan tus manos, tan delicadas, pero terriblemente fuertes, me encantan tus pestañas, tan largas y doradas contra el sol, me encanta tu cabello, rubio, como el oro y suave, me encanta cuando me peinas y cuando me vistes, me encantan tus dientes cuando muerden mi cuello delicadamente, me encantas tu y todo lo que te representa.

Eres como la mujer perfecta, representada en una pequeña figura rubia de ojos azules.

Eres una clase de Etiopía. Pero existente. ¿Quién lo diría? Semejante ironía.

Amo tu actitud ante los problemas y la forma en la que te quedas recargada en el umbral de la puerta mirándome pensando que no me doy cuenta. Amo cuando te sonrojas y amo tu pequeña y respingada nariz. Amo cada detalle de ti. Todo y cada cosa de ti.

Te quiero, Gemma, y debo decir que estoy enamorada. Repetirlo y repetirlo.