4 - 5 de Marzo.

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- ¿Recuerdas aquella ocasión en la que me caí en la ducha y entraste como loco y gritaste al verme desnuda? - Luis río, seguramente el recuerdo se le había venido a la cabeza.

- Salí corriendo. Fue muy gracioso.

- Si bueno, me asuste por tu reacción ¿sabes? ¿Era tan fea?

- No idiota. Sólo que nunca había visto una mujer desnuda y fue extraño que tu, mi mejor amiga, fueses la primera.

- Tuve que levantarme sola. Sentía que se me había roto el trasero.

- Pero te ayude. - Dijo en su defensa mientras le daba un trago a su cerveza.

- Entrar con los ojos cerrados y lanzarme una toalla no lo llamaría exactamente ayuda.

- Te respeto demasiado como para verte desnuda. - Me puso un brazo sobre los hombros y me dio un beso es la sien.

- Que gay. - Lo aleje y me limpie en seguida.

- Mira quien lo dice. - Se río.

- Callate. - Le di un puñetazo en el brazo.

- ¿Te acuerdas cuando estábamos nadando y una sombra negra nos seguia?

- ¿Como olvidarlo? Nadamos hasta la orilla tratando de superar al otro. Yo te grite que nos iba a alcanzar y me respondiste "¿Alcanzarnos? Habla por ti misma lenta. Rezare por ti"- Trate de imitar su voz pero sonó más a que tenía problemas en las cuerdas vocales.

- Que tiempos... - Se término su cerveza mientras yo hacia lo mismo con la mía.

- Y al final era una tortuga que venía a poner a sus huevos en la arena.

- También recuerdo ese tiempo. Los cuidábamos y cuando nacieron los ayudamos a llegar al mar.

- Quiero otra cerveza. - Susurré.

- Yo también. - Le hizo una señal al cantinero que en seguida nos trajo otra junto con dos chupitos.

- ¿En serio me hubieses dejado morir? - Le pregunte después de haberme tomado el tequila. La sensación fue tan familiar que me asustó.

- No lo sé. Creó que no. No, no lo hubiese hecho. - Sacudió su cabeza para quitar el horrible sabor del tequila.

- Ojalá hubiese sido un tiburón.

-¿Por que? - Me miró fijamente.

- Por que me hubiera salvado de toda esta mierda.

- Esto no es una mierda.

- Claro que para ti no, tienes a Megan pero yo me siento más sóla que nada, Gemma es mi novia pero al parecer no confía en lo más mínimo.

- ¿Ya escuchaste la canción?- Cuando lo dijo me di cuenta de que estaba sonando "Stand Up" de The Cab.

- ¡Oh por Dios! ¡Es nuestra canción! - Lo tome de los hombros y lo sacudí de la emoción.

- ¡Así es! - Me contestó él de la misma forma.

- ¡Vamos a bailar! - Me levante y lo traje conmigo y bailamos hasta que nos dolieron los pies.

Horas después de haber estado bebiendo y bailando a partes iguales le pregunte si debía conducir, al final el dueño del bar llamó un taxi para nosotros.

- Soy una mala persona... - Susurré mientras me recargaba en el pecho de Luis. Él miraba la ventana.

-¿Porque...? ¿Porque dices eso?

- A las malas personas les ocurren cosas malas y nadie las quiere. - Le respondí jugando con el cierre de su chaqueta.

- Yo te quiero. - Me tomó la mano y me miró a los ojos. Me acerque un poco más a él...

- ¿Porque no eres una chica? Es tan injusto. - Al final deje caer mi cabeza en su cuello mientras lo escuchaba reír.

- Pagame la operación de cambio de sexo y todos contentos.

- Tu no estarías contento.

- Tu lo estarías, por consiguiente yo lo estaría. - Acaricia mis dedos.

- Si a los cuarenta sigo sola te prometo que la pago. - Correspondo a sus caricias y coloco mis piernas sobre las suyas, él me abraza más fuerte y puedo escuchar su corazón latir lo cual me tranquiliza y me gusta.

- Dicho queda. Mañana tenemos que ir a la universidad. - Me recuerda.

- Ni me digas. - Eran las tres de la madrugada, faltaba media hora para llegar a casa y teniendo en cuenta que teníamos siquiera darnos una ducha y tomarnos un café es posible que durmiéramos muy, muy poco. Ni hablar de la resaca que tendríamos y que estaríamos vomitando todo el día.

- Verás que todo se solucionara.

- Cada ves le veo menos futuro a esta relación.

- Pero la quieres.

- Si ella no me quiere no puedo hacer nada, Luis.

- Mejor duerme, te despierto cuando lleguemos.

- Buena idea. - Resulta que ambos nos quedamos dormidos y el taxista nos levantó, decidí dejarlo dormir y darme una ducha, cuando estuve con el pijama puesto lo levante para que él también se duchara, puse la alarma y me fui a dormir. Al poco rato pude sentirlo abrazarme por la espalda.

Me acurruque contra él hasta que perdí por completo la conciencia.

Diario de una Homosexual.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora