De Cero. -Juan Pablo Villamil.- LDA #4

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Antonia
Octubre, 2021.

Bueno, pues ya tengo nueve meses, algo que se veía muy lejano ya está aquí, el nacimiento de los mellizos podría pasar esta misma semana o podría pasar hasta la próxima. Me siento muy nerviosa, y me da muchísimo miedo de que pase y Juan Pablo no haya llegado, estaba de gira aún, tenía planeado volver en estos días por lo mismo del nacimiento, los mellizos estaban previstos a nacer el 28 de octubre, podría ser antes o bien podría ser después.

Antonia: Créeme de que estoy muy segura, mi hija no se llamará Gabriela.
Gabriela: Tu te lo pierdes.
Christopher: Tony, de hecho, te hablábamos para algo especial.
Antonia: ya sé, me pedirán que me vaya a vivir con ustedes, de una vez les digo que acepto.
Gabriela: dios mío, por favor no.
Antonia: Malparida. –murmuro– ¿Que pasa entonces?
Gabriela: ¡Nos vamos a casar! –alza la mano mostrando el anillo en su dedo–

Me quedo en shock, ¡Mis padres van a casarse!, ¿Cuando? ¿Cómo? ¿Dónde?

Antonia: ¡No lo puedo creer! –digo con emoción– ¡Ya se habían tardado!, ¡Jueputa yo sabía, aposté con Joel!
Christopher: ¿Apostaste con Joel? ¿Por que?
Antonia: le dije que tú te casarías antes que el y déjame decirte que no te tenía mucha fé pero yo nunca dudé de ti, bebé.
Gabriela: ¡Esa es mi mujer!... Y por cierto, quiero que seas mi madrina de honor.
Antonia: ¡Sí! –suelto un grito de emoción– Pero claro que si, Gabs, siempre si, sí en todos los idiomas... Gracias por tomarme en cuenta.
Gabriela: ¿Cómo podría no hacerlo, malparida?, eres mi mejor amiga. Fuiste la única que me aceptó tal y como era, y me apoyaste aún cuando fuí mala contigo.
Antonia: hey. –sonrío– Pero ahora eso no importa, estamos bien, estamos juntas y eso es lo importante... Aunque me robaste a Christopher, pero ya lo superé.

Ambos ríen, y continuamos hablando un poco más, hasta que terminamos la videollamada, después de eso, me recuesto un poco y sin darme cuenta, me quedo dormida.

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Antonia: ¡Ya basta! –murmuro sintiendo unas pataditas– Estoy segura de que eres tu Cons, mi instinto maternal me lo dice.

Bostezo buscando algo de comer en la nevera. Una pulsación en mi muñeca me hizo sonreír, me detuve de lo que hacía, para tocarla yo también y enviar el mensaje, lo extrañaba mucho, pero esperaba pronto tenerlo por aquí.

Antonia: Ánimo, papá pronto vendrá. –acaricio mi vientre– Y vendrá solo por ustedes, suertudos.

Caliento un poco de la comida que mamá había preparado para mí ayer. Extrañaba a Nath y Gisselle, ellas no habían podido pasar los nueve meses de embarazo aquí conmigo, se habían ido a México a continuar un poco antes de volver para el nacimiento de los mellizos. Pero tenía a Vanessa quien se había graduado y ya era oficialmente una fotógrafa, una increíble he de decir, pasábamos mucho tiempo juntas, lo cual me hacía feliz.

Antonia: ¿Bueno ustedes que traen conmigo hoy? –coloco la mano en mi vientre al sentir nuevamente las pataditas– Yo sé que prefieren a su padre, pero al menos disimulen.

Siento como el movimiento para y suspiro para continuar comiendo. Yo entiendo, se había ido hace un mes y medio y lo extrañabamos mucho. Y aunque hablamos todo el tiempo, para el no es lo mismo estar cerca y hablarle a los mellizos, hacerlo por llamada no es tan cómodo... Pero ellos reaccionan igual, se vuelven locos al escucharlo. Ya veo la gran preferencia que habrá.

Antonia: Cuando toque el momento, por favor que su primera palabra sea mamá, me voy a deprimir si dicen papá antes. –meto un bocado a mi boca– Yo entiendo que lo prefieren por qué el les canta todas las noches, canta increíble yo lo sé, ¿pero quien los ha tenido dentro por nueve meses soportandoles las patadas?, así es, mamá... Además yo también les canto, y no canto tan mal. –hago un puchero– ¿Por qué conmigo no se ponen locos?, ¿es algún complot de odiamos a mamá o algo así?, que gran gran... ¡Auch, está bien, me callo! –digo al sentir una patada– Pero a ver quién les limpia la popo, no creo que papá lo haga mejor que yo. –susurro–