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Antonia

Tres semanas han pasado desde que mi abuela pasó a mejor vida, justo en la noche que ella murió, la pasamos juntas, platicando, contándole de mis planes a futuro, abrazándonos, e incluso ella se fue sabiendo el sexo de mis bebés y estaba muy feliz con ello. Yo me enteraría hoy, hoy sería la revelación de sexo de los mellizos.
Me sentía tranquila y feliz, mi abuela estaba en un mejor lugar, y se había ido contenta por qué su familia estaba con ella, y no quería verme mal, así que la haría sentir orgullosa.

Lili: Te ves hermosa, mi amor. –sonríe acariciando tu cabello.–
Antonia: Gracias. –acomodo mi cabello– Estoy muy feliz. –suspiro– No puedo creer que falta tan poco para tenerlos aquí.
Lili: Estoy igual que tú. Conocer a mis nietos es lo único que deseo ahora.

Un ruido en la parte de abajo, nos hizo sobresaltar.

Lili: Eso y que tus hermanos no nos hayan destruido la casa.

Baja rápidamente las escaleras haciéndome reír. Termino mi maquillaje y bajo saliendo al patio, todo parecía estar listo, y se veía todo tan hermoso, las chicas se habían esmerado muchísimo en todo esto. Los asistente serían tan solo nosotros, y por supuesto mis suegros.

Antonia: ¿No crees que de hecho se ve mucho más abultado hoy? –pregunto acariciando mi vientre–
Villamil: Definitivamente. –asiente imitando mi acción.– Cinco meses, de una u otra manera debían notarse.

Acerca de la boda, bueno, nos casaríamos en enero, la planeación ya estaba en pie, ahora dividía aún más mis tiempos, nos faltaba tan solo como cuatro videos por grabar, pero todo tranquilo, el álbum salía en un mes, luego ellos se irían de gira, y Juan Pablo volvería justo para el nacimiento de los mellizos, el cual estaba previsto para octubre, esperemos no le trunquen el cumpleaños al tío Simón.

Más tarde.

Justo era el momento de saber, teníamos frente a nosotros, dos lindos pasteles blancos con algunas decoraciones rosas y azules, consistía en partir ambos, y el color que saliera sería el resultado.

Antonia: Tu ese y yo este. –le paso un cuchillo– ¿Listo?
Villamil: No.
Antonia: ¡Hagámoslo entonces! –digo con emoción–

Ambos partimos el pedazo en nuestro pastel correspondiente, sin sacarlo, nos miramos unos segundos, y entonces, los sacamos, dejándolo a la vista de todos, yo estaba viendo el pedazo de Juan Pablo y el veía el mío. ¡El suyo era rosa!... ¡MARICA, EL MÍO ES AZUL!, me lanzo a sus brazos con emoción, mientras escuchábamos el festejo de los demás presentes.
¡Tendríamos un niño y una niña!

Antonia: Te amo te amo te amo –digo dejando cortos besos en sus labios–

Abuela, espero estés tan feliz como yo.
Todos pasaron a abrazarnos y a dejarnos bonitos deseos. Esto estaba siendo maravilloso.

Nath: ¿Ya nos dirán los nombres?

Todos corean un “Digan los nombres”, así que miro a Juan Pablo quien se encoge de hombros, ya teníamos los nombres, desde hace mucho, solo esperábamos saber que tendríamos.

Villamil: El niño se llamará Mattheo.

Nuevamente se escucharon las voces de todos, tan felices y festejando que por fin, después de meses de intriga, ya lo sabían.

Antonia: Y bueno, la niña se llamará Constanza. –sonrío–

Ví la carita de papá, el realmente estaba feliz de saber que su nieta se llamaría como su madre. Y yo estaba feliz de que el estuviera feliz. Con Juan Pablo lo habíamos decidido, a ambos nos gustaba, y nos parecía una gran idea para honrar la memoria de mi abuela.
Mattheo y Constanza Villamil Vargas, ya quiero tenerlos conmigo.

De Cero. -Juan Pablo Villamil.- LDA #4 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora