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El corazón de Wenbao latía rápidamente y su cuerpo temblaba. Su piel ardía cuando los suaves labios, como rosas frescas y rojas, fueron poseídos por los labios secos y ásperos del joven soldado. Parecía que el otro sabía que él era inexperto, así que Yongnan no se apresuró ni se mostró egoísta. Con calma, fue saboreando la dulzura poco a poco, para que el pequeño e ingenuo Wenbao se acostumbrara a la seducción que un tigre como él estaba enseñándole.

Los dedos que sostenían su hermoso rostro acariciaron la comisura de sus labios. Yongnan aplicó una presión suave para que esos labios se abrieran, permitiéndole deslizar lentamente su lengua. El cuerpo delgado de Wenbao se sobresaltó, así que él lo abrazó para que el miedo se desvaneciera un poco. Poco a poco, aumentó la presión hasta que Wenbao abrió más sus labios, y en ese momento, rápidamente atrapó su lengua.

—¡Uhm! ¡Uh!

El joven en sus brazos tosió levemente. Yongnan solo se apartó un poco para que Wenbao pudiera tomar aire. Luego, entrelazó su lengua con la de él, como una abeja recolectando néctar de las flores. Su nariz se presionó contra la mejilla suave de Wenbao para inhalar la fragancia de su piel, sintiéndose complacido. Desde el principio, Yongnan ya se había perdido en la dulzura de la presa que estaba dominando.

—¿Qué dices, mi pequeño?

Yongnan reclamó una respuesta al oído de Wenbao. Su voz apenas salió de su garganta, pero Wenbao la escuchó claramente. El aroma del hombre apuesto lo envolvió, llevándolo a un estado de éxtasis que no podía contener su corazón. Wenbao deseaba correr por la vergüenza, pero al mismo tiempo quería experimentar profundamente el deseo que sentía por su héroe.

—Soy un hombre...

—Pero yo te amo.

Esa conversación no parecía encajar, sin embargo, fluía muy bien. Sus miradas se entrelazaron en la penumbra, esperando respuestas que ambos tenían para ofrecerse.

—No me amas como yo te amo, ¿verdad, Agui?

El tono de voz lleno de anhelo hizo que el corazón de Wenbao se detuviera. La expresión decepcionada de Yongnan era un peligro para su corazón, por lo que rápidamente colocó su mano delicada sobre su hombro ancho, balbuceando su respuesta de inmediato.

—Yo amo a mi señor. Te he estado esperando desde que era niño, y te amaré para siempre.

—Entonces, ¿estás dispuesto a estar conmigo, a compartir tanto la tristeza como la felicidad, y a ser mi compañero, Agui?

Wenbao no pensó en rechazarlo. Incluso si Yongnan no lo pedía, él ya deseaba que fuera así. Quería estar al lado de Yongnan, sin importar el estatus que tuvieran.

—Está bien, estaré contigo.

Yongnan sonrió en la oscuridad. Sus ojos brillantes mostraban que Wenbao había abierto su corazón por completo. Era una felicidad suprema para Yongnan conocer el verdadero amor, después de haber vivido con Fang Xin por deber y compasión. Ahora, Yongnan ya no quería esperar más.

El cuerpo delgado fue recostado de nuevo sobre el suave colchón. Wenbao abrió los ojos de par en par al darse cuenta de lo que estaba a punto de suceder. Cuando su espalda tocó el colchón, la sangre en su cuerpo comenzó a agitarse, su corazón latía rápidamente, lleno de curiosidad y miedo por lo que no había experimentado.

—Señor, eh, el joven amo está aquí conmigo.

—Xiaozhong ya está profundamente dormido. Seguro que dormirá toda la noche como un niño pequeño. No te preocupes.

Yongnan no fue engañado. Sus ojos afilados contemplaron el hermoso rostro como si fuera creado por los dioses, cautivado. La timidez de Wenbao lo hacía querer poseer tanto su corazón como su cuerpo. Con manos grandes, empezó a quitarle la ropa a Wenbao poco a poco. Su dorso tocaba deliberadamente la piel suave para familiarizarse con ella, hasta que finalmente Wenbao quedó solo con su hermosa y suave figura expuesta en la penumbra.

El Telón De Seda Con El Patrón del Tigre [ม่านไหมลายพยัคฆ์]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora