INTRODUCCIÓN.

102 6 2
                                    

Rugidos que se escapan de los motores.

Justamente así sonaba esa noche en las afueras de Londres. Podría ser una combinación extraña, pero, que bien se sentía todo, el aire helado sobre la dermis, lo apretado de las botas en los pies y la quemazón del alcohol en la garganta, que los tímpanos te exploten entre las combustiones de los motores y los gritos, ahogarte entre humo de los escapes y el cigarro que muchos llevaban divinamente entre los dedos. Las llantas chirriando en el suelo, dejando marcas tras de sí, huellas quemadas en el asfalto, que a la mañana siguiente adornarían esa vieja carretera olvidada.

Había demasiada gente, estaban por todos lados gritando, bailando, comprando, intercambiando dinero de mano en mano, a gritos estridentes y por encima de la música.

Ahí se encontraba, Louis, aunque claramente nadie conocía su nombre, el mejor corredor del "LB" un gran evento que se hacía cada mes, totalmente clandestino, con muchos corredores viniendo desde Doncaster, Halfriston, Yorkshire y otros lugares cercanos, solo para participar en ese festival de humo, adrenalina y sangre.

Nadie sabía quién era ese Niño que se paseaba por ahí, nadie tenía la más mínima idea de qué cara había detrás de ese casco negro mate perfectamente ajustado a su cabeza. Nadie podía imaginar su rostro, su edad o simplemente su nombre.

Nadie se atrevía a preguntar tampoco. Era una leyenda, invicto desde su primera aparición.

Siempre con el mismo porte indescifrable, chamarra negra hasta el cuello, pantalones negros un poco sueltos, botas negras militares gastadas. Una sombra de obsidiana.

"Misteriosamente atractivo" decían todos, porque, aunque no conocían su rostro, el chico ya tenía algunas personas haciendo fila mientras babeaban. No era como que a él le importara tampoco.

Louis ese día estaba extrañamente relajado, confiado, aunque con una sensación extraña en el pecho, algo que ese día, aunque estaba lleno de tareas, trabajo, estrés y preocupaciones, lo empujó a las carreras, independientemente de que necesitaba el dinero. Las cosas no se pagaban solas.

La necesidad siempre movía a las personas, las deudas, las enfermedades, las ganas de una vida mejor o el simpe hecho de sobrevivir y sacar a flote una familia hecha tizas. Subió a su moto con naturalidad, acoplándose al asiento sin problema. Se paro en la línea para empezar la carrera mientras el locutor hablaba por el megáfono.

—Bien, amigos, gracias por venir a LB esta noche, tenemos más gente que de costumbre y eso es fantástico— La gente gruñó y gritó haciendo que la voz del organizador se apagara entre las ondas de sonido de los demás —Para dar por terminadas las carreras de esta noche, tenemos— apuntó a la línea de salida donde 5 motocicletas estaban en fila esperando el momento de salir disparadas — a Dylan, Marcus, Zack, Francis y ¡Euro! El maldito Dios del LB.

Si, Louis se había puesto un apodo y no había tenido mucho tiempo de pensarlo la primera vez que se presentó ahí, así que dio lo primero que recordó y el que hizo que su piel se calentara "Euro" si, no le quedaba mal después de todo. La gente estaba emocionada, los billetes eran intercambiados de mano en mano mientras las voces sonaban más fuertes, todos apostaban a Zack y Euro, que eran los corredores favoritos del evento.

—¡Terminen sus apuestas! — gritó la chica con la bandera roja entre sus manos. Los motores gruñeron, ansiosos por correr. Podía ver las miradas furtivas y poco discretas que la mujer frente a ellos les enviaba, iba con piezas diminutas de ropa, un poco cliché, pensó.

Los Hijos Del Viento.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora