CAPITULO 16

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—Louis— escuchó por tercera vez, pero aun así no respondió —¡Louis!

—Si, si, lo siento— por fin alzo la vista, viendo la cabellera rubia frente a él.

Habia conocido a la doctora Stella Miller cuando despues de un ataque realmente jodido, llego al hospital por su primer intento de suicidio.

Tuvieron que parar la hemorragia despues de que con un cuchillo de cocina se atravesara las muñecas en su habitación, gracias al cielo no lo hizo correctamente, las sabanas empapadas dejaron un rastro de sangre por el suelo cuando su cuerpo fue jalado junto con ellas para llevarlo a emergencias.

Su pobre madre lo habia encontrado casi dormido entre un charco de liquido escarlata, le pidio ayuda a un vecino, pero era demasiado viejo para cargarlo y Jay tuvo que hacerlo, la mujer no podía con él y no supo ni siquiera como logro bajar 5 pisos y subirlo al auto por su propia cuenta.

Los doctores dijeron que Louis necesitaba terapia, que viendo su estatus económico el gobierno le proporcionaría un psiquiatra gratuito, solo por las sesiones necesarias hasta que presentara una valoración estable.

Fue a dos sesiones con ese estúpido psicólogo de gobierno, el idiota se le insinuó a su madre y solo quería hablar de ella en las sesiones, así que lo amenazo con cortarle la lengua.
Poco tiempo despues Jay enfermo y él estaba muy deprimido, el dinero no alcanzaba, Vincent compro el departamento de a lado, diciendo que era porque tenia una ubicación discreta, aunque Louis sabía que era porque no podían dejarlo solo, por miedo a que se hiciera daño y ellos no estuvieran ahí para ayudarlo.

Unos meses despues entro a las carreras, y cuando por fin tuvo un poco de dinero para pagar las cuentas, se dio el lujo de pagarse sus terapias, no eran muy caras, pero ayudaban.

La doctora Miller era realmente amable, su consultorio quedaba cerca de la escuela y era un poco mas barato comparado con los demás.

Así que se quedo con ella, habia ayudado bastante, pero era difícil contarle exactamente todo de su vida sin meterse en problemas, ya que ella habia especificado que si habia que decirle algo a la policía, lo haría porque su código ético se lo permitía.

El sofá en el que estaba sentado era muy cómodo, de un color blanco hueso que lo hacía sentir enfermo, el lugar era colorido y ambicioso, bien espaciado, con una pequeña ventana que daba a la carretera. Había escogido ese sofá porque se veía confiable, era pequeño así que no se tenía que preocupar por parecer muy solo en un mueble tan grande, y también era suave, así que no lo incomodaba.

—Bien, mi trabajo es crear un ambiente cómodo y confiable para ti, así que debo preguntar ¿Estás listo para comenzar tu sesión? — lo miró sobre sus pestañas, siempre le hacía la misma pregunta.

Louis se abrazó a sí mismo, casi queriendo vomitar. Pero asintió a lo que la mujer dijo.

—¿Cómo has estado? ¿Cómo te has sentido esta semana? — nunca faltaban esas preguntas en cada sesión.

—Mal, desde lo qué pasó en el apartamento de mi amigo— se refirió a los departamentos de Monett, que a ella le había dicho, eran solo de "un amigo" —no puedo pensar en nada más, me siento sucio, asqueroso, es como si pudiera revivir ese momento una y otra y otra vez.

—¿Cómo van las heridas? — señaló su brazo que mantenía una venda a lo largo del antebrazo debajo de la tela de su chamarra.

—Mejor, aun duele, pero puedo soportarlo, no es nada comparado a otras cosas que he vivido, lo que no soporto son los recuerdos, he estado vomitando y teniendo pesadillas todo el tiempo, siento que aparecerá alguien de repente, como si en cualquier segundo pudiera encontrarme— sus brazos se mantenían pegados a sus costados, tiritando de miedo.

Los Hijos Del Viento.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora