CAPITULO 3.

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La piel de Harry fue acariciada por la luz del sol, sus brazos entintados brillaron al igual que sus rizos cuando los destellos los tocaron suaves y delicados. Harry despertó.

Por un momento no supo dónde se encontraba, pero el meteorito de recuerdos hizo que se levanta rápidamente de la cama y como supuso, Euro ya no estaba, había seguido siendo el mismo fantasma, dejándolo solo en la habitación. El rizado se sentó con cansancio en la cama y vio su ropa perfectamente doblada en la silla, sonrió.

No sabía si lo que había hecho estaba bien, pero se sentía bien, se había levantado con pasos ligeros y había buscado sus valiosos anillos dentro de su chaqueta, los sintió uno por uno, hasta llegar a 7, le hacía falta uno. Incluso si no lo recuperaba estaría bastante feliz de que Euro lo tuviera. El corredor se lo había llevado y debió tener una buena razón para hacerlo. Pero no era el caso, porque estaba seguro de qué iba a recuperarlo, incluso, podría decir que iba a recuperarlo el mismo día en el que entregara lo que tampoco era suyo. 

Euro había podido robarlo, tomar las cadenas y todos los anillos, pero no, solo tomo uno. De alguna forma, eso plantaba algún tipo de confianza, no en el corredor, si no es si mismo, porque después de todo, esa noche no había sido en vano.

Había escuchado la voz de aquel chico, incluso si no puedo ver su cara, el tono con el que habló se había pegado a su mente, incluso, podría decir que se había enredado hasta en su cabello pues lo llevaría en la cabeza todo el tiempo, sabía que era algo valioso para el corredor.

Con la misma ropa del día anterior y listo tal vez para iniciar un nuevo día con todas sus cosas en las manos, bajo las escaleras del hostal y miró a la mujer que se encontraba detrás del mostrador, estaba muy feliz y tenía unas cuantas bolsas, cosas que recién había comprado, tenía una sonrisa resplandeciente en la cara.

—Buenos días, joven— lo saludó amable la mujer —¿Durmió bien?

—Si, todo perfecto, muchas gracias— Una niña pequeña de ojos grandes y oscuros lo miraba atenta, algo temerosa, escondiéndose detrás de su madre.

—Amor ¿No tenías que decirle algo al chico? — la niña miro a su madre algo nerviosa y comenzó a caminar hacia Harry. Tomó un soplo de aire antes de comenzar a hablar.

—Hola— habló bajito —quería que le dijeras a tu amigo que muchas gracias por el regalo, que espero verlo pronto porque es como un ángel para mí, y creo que tú también lo eres, porque eres su amigo y eres muy bonito— la niña miraba al piso — porque ahora mi mamá va a comprarme unos zapatos que no me lastimen gracias a él y tendré ropa que no está rota, así que, por favor, dile que lo agradecemos mucho y dale un beso en la mejilla, porque se fue y no pude dárselo yo.

Las manitas de la niña de ojos oscuros y profundos estaban unidas en su espalda con nerviosismo, jugaba con sus pies y el rizado observó sus zapatos gastados, ropa luida, con hilos de otros colores y remaches.

—Oh, cariño, claro que se lo diré— se puso en cuclillas para estar a la altura de la pequeña.

—Solo debes comprar zapatos muy bonitos, ¿Bien? Los que más te gusten.

—Gracias, mamá me ayudara a escogerlos— sonrió tierna.

—Pues van a ser preciosos— la miró con una sonrisa —yo le diré lo que quieres y con suerte te visitará otro día y podrás darle las gracias tú misma.

La niña dio un movimiento rápido dándole un abrazo fugaz a Harry para después salir corriendo.

—Muchas gracias, a ti y a tu amigo— hablo la mujer mayor —espero tengan mucha suerte, él nos dejó una nota y dinero, enserio dile que siempre que quiera puede venir.

Los Hijos Del Viento.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora