CAPITULO 9.

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Al día siguiente la fiesta se estaba llevando a cabo, Niall había enviado una ubicación al teléfono de Liam, así ellos podrían llegar. Ambos chicos tenían un nudo en la garganta y los grilletes imaginarios pesaban en sus tobillos, ardían.

—Harry, no quiero entrar— habló el más bajo —deberíamos irnos y listo, nos alejamos, sin decir nada y ya.

—No, tenemos que entrar— Su amigo hizo mala cara, pero termino accediendo, así que, en una onda de valentía, tocaron el timbre de aquella convencional casa en las afueras de Londres. Un Niall muy contento les abrió la puerta.

—Te dije que eran ellos— gritó para que sus amigos lo escucharan —hola, Harry, Liam, que bueno que pudieron venir.

—Hola, Niall— dijo el rizado un poco más serio de lo normal.

—Bueno, pero que animo tienen, vamos, pasen, es una fiesta así que me quitan esas caras feas que traen— el rubio les abrió la puerta por completo dejando ver un pequeño patio y una puerta principal hacia la casa.

—Lo siento, estamos algo cansados— ambos se obligaron a sonreír.

—No te preocupes, solo relájense y les presentaremos a nuestros amigos— les ofreció una amplia sonrisa— vengan, aquí están los demás.

Con una cerveza en la mano, los guío hasta la no muy amplia cocina de la casa. Ahí estaban todos sus conocidos, desde un muy feliz Alester, hasta un sonriente y mordaz Vincet, repaso a todos con la vista intentado que su sonrisa se viera lo mejor posible, pero sin llegar a mostrar aquellos hoyuelos que tanto lo caracterizaban.

—Me alegra mucho que pudieran venir, por un momento pensamos que no llegarían— reclamó Zayn que mantenía un cigarrillo entre sus dedos.

—Teníamos que venir, no nos lo perderíamos por nada— mintió Liam.

—Hola, chicos— se acercó Louis con un par de vasos y se los tendió —los de bienvenida.

—Gracias, Louis— ambos le agradecieron.

—Bueno, pues ya que están aquí, les presento a, Jack, Andy, Edvan y Aranza— Louis señaló persona por persona mientras estas hacían algún tipo de saludo.

—Hola, ustedes deben ser Liam y Harry, nos han hablado bastante de ustedes, es un gusto al fin conocerlos, soy Edvan— se presentó el recién llegado —acabo de llegar de Francia, por eso no nos habíamos conocido, pero son bienvenidos en mi casa— La formalidad era tan evidente que pensaron que ese tipo no pertenecía a ese lugar ni a esa ropa, más bien a una biblioteca española o alguna universidad, tal vez del edificio de filosofía y letras, pero, al fin y al cabo, cada quien era distinto.

—Muchas gracias, es agradable conocerlos también— respondió con la misma diplomacia que el casi rubio.

—Me llamó Jack— dijo un chico bajito con la piel hermosamente morena, en contraste con unos ojos extrañamente oscuros —un gusto.

—Yo soy Andy— lo miró con un tanto de picardía escondida y les sonrió.

—Soy Aranza, hermana de Edvan— una chica con el cabello castaño y ojos cafés se les acercó, aunque mucho más misteriosa y ambigua que los demás.

—Ella es, difícil— dijo Zayn viendo como su amiga se marchaba —no se preocupen, sucederá con el tiempo— Ambos solo asintieron.

—Bueno, pero, vengan, vamos a la sala— los jaló el rubio. La música sonaba extremadamente alta y las luces tenues un tanto naranjas les daban un gran ambiente a todos.

—Ven, Harry— el rizado sintió su pecho colapsar ante los movimientos repentinos de Louis que se encontraba a su lado, lo tomó delicadamente de la mano hasta guiarlo a sentarse a su lado en un sillón de piel color marrón —siéntense aquí con nosotros.

Los Hijos Del Viento.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora